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¿Por qué la cultura nerd cree que tiene el derecho a decidir cómo tienen que ser sus películas favoritas?

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Ghostbusters Reboot Cast

Ayer saltaron dos bombas consecutivas en el mundo de las redes sociales y ya no se sabe cuál ha generado un mayor impacto. Tal vez ya conozcas la historia: hay mucha gente que no está nada contenta con el remake de Cazafantasmas (lo han estado incluso antes de haber visto la película), y movidos por ese sentimiento de rechazo, algunos de ellos han acabado estallando en Twitter, interpelando a algunos de los responsables de la película, como a su director y, sí, también a sus mujeres protagonistas.

De ahí, de esa presión social, que ayer Leslie Jones decidiera dejar la red social de microblogging. La actriz afroamericana recibió infinidad de insultos y ataques, pero su comportamiento no fue el habitual de entre la mayoría de estrellas. En vez de seguir la consigna de “no alimentar a los trolls” o de bloquear las cuentas perniciosas, hizo públicas y visibles las ofensas. “Negra de labios grandes”, le dijeron; “tu semejanza con un simio es asombrosa” también, mientras ella lo difundía en su cuenta y anunciaba que omitir esos comentarios sería caer en su propio juego.

La otra gran noticia es que el gesto de denuncia de Jones no ha caído en saco roto, como ocurre en la mayoría de linchamientos en la red. Milo Yiannopoulos es una de las grandes rockstars del trolleo digital, una cuenta conservadora, reacia a las comunidades visibilizadoras de la discriminación y estandarte de todos los enemigos declarados de la corrección política. Él ha sido uno de los que más ha arengado el insulto contra Jones, escudando su campaña de odio en el derecho a la libertad de expresión.

Ayer Twitter bloqueó de forma permanente la cuenta de Yiannopoulos haciendo así que una persona que probablemente haya sido reportada miles de veces quedara definitivamente excluida de la red social.

Quita tus sucias políticas de mi película

Los que hayan seguido de cerca desde hace tiempo la actualidad de la cultura popular saben que esta reacción no es exactamente nueva. Estos malos momentos parecen basarse en la confrontación de dos elementos: las comunidades de fans y el vasto universo de las redes sociales.

John Boyega Star Wars Episode 7

También con la nueva película de Star Wars hubo gente molestada por la presencia Daisy Ridley o John Boyega como personajes principales de la aventura cinematográfica. O más exactamente, por la corrección política y comercial a la que Disney se rindió, según su visión, por incluirles en el reparto.

Noticias similares han salido hace un par de días al conocer el protagonismo femenino que se ha planteado para la nueva edición de la saga galáctica. Y en el mundo del comic también se han dado casos similares, como el cambio de protagonistas de varios de los personajes de Marvel, como Iron Man (que ahora será una mujer negra), Capitán América (tanto para el caso en el que iba a ser negro como en la historieta en la que iba a ser nazi) o, bueno, Thora.

Pero varios medios lo denuncian así: el de Ghostbusters ha sido el ejemplo más virulento de entre los casos recientes de crítica de los fans.

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El tráiler de la película dirigida por Paul Feig se ganó el honroso título de convertirse en el tráiler más hateado de toda la historia de youtube. Cifras sobre la valoración de la película segmentadas por género apuntan a que hay una brecha de opinión entre hombres y mujeres muy pronunciada. Y, de hecho, mucha gente estaba votando en webs de crítica de cine a favor o en contra de la película antes de que se hubiese estrenado comercialmente. Es decir, valorándola sin haberla visto.

¿Ha cambiado la cultura nerd?

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Entonces, ¿hay un problema nuevo dentro de las comunidades de fans de diferentes productos culturales? Sobre esta idea han escrito varios medios web como The Guardian a raíz del caso de Leslie Jones; Birthmoviesdeath al conocerse la amenaza de muerte de un tuitero al ejecutivo de Marvel Tom Breevort; o AV Club sobre el hashtag #GiveElsaAGirldfriend, por el que fans de la película presionaban por que la protagonista de Frozen tuviese novia en su próxima segunda parte.

Esas son algunas voces desde los medios mayoritarios, pero también han hablado de este problema desde redes como tumblr, donde son los propios integrantes del fandom los que dan su visión, su derecho a entrometerse en lo que sienten es suyo o también a apropiarse de esas ficciones para ampliarlas con su mano en sus comunidades.

Odiar a las Cazafantasmas: una señal más del miedo al Otro

Hemos querido consultar a gente con más autoridad y conocimientos sobre la cultura pop sobre si son o no novedosas estas corrientes de quejas y denuncias por parte de los espectadores sobre las decisiones de los estudios a la hora de realizar nuevas películas de una franquicia. Pedro Vallín, periodista cultural en La Vanguardia con décadas de trabajo en el periodismo de este ámbito a sus espaldas. Para él, el problema es mucho más profundo de lo que parece, y nos lo cuenta así:

En realidad, y aunque muchas estrellas han conocido acosos (llegando a los extremos del asesinato de John Lennon, o el del dibujante japonés Masashi Kishimoto, por mencionar dos ejemplos), las redes sociales introducen la posibilidad del ciberacoso anónimo. En el cine de gran consumo, siempre han sido más comunes las devociones que los odios. Hasta la aparición de las redes sociales, era muy raro (aunque ha ocurrido) que a una estrella de cine le llegaran las misivas de odio de los espectadores, salvo el caso de individuos trastornados. Hoy, a través de Twitter es relativamente sencillo perder el tiempo haciendo pública una opinión negativa que, en realidad, nadie te ha pedido y a nadie le importa.

En todo caso, la forma más sana de relacionarse con las redes sociales cuando uno es un personaje público es hacer oídos sordos a las críticas destructivas o los insultos y, eso sí, poner en conocimiento de las autoridades las amenazas que se reciban.

En cuanto al asunto del género o la raza, supongo que se han vivido momentos más intensos que otros en los debates sobre identidad sexual o segregación racial, pero es cierto que Occidente está viviendo hoy un súbito renacimiento, bastante bochornoso, de las ideologías de la discriminación.

El auge de Le Pen en Francia, Trump en Estados Unidos, el mismo componente xenófobo del Brexit, la vergonzosa ley de acogida danesa, la propuesta de construir muros en los países del Europa del Este para impedir el paso de los refugiados, el resurgimiento de movimientos neonazis en Alemania, o el escandaloso genocidio por omisión que la Unión Europea está cometiendo en el mar Egeo, son indicios de un regreso a discursos políticos reaccionarios de sustancia inquietantemente similar a los que vimos en la Europa de entreguerras. En este sentido, la red y los espectadores de cine son sólo una fracción de un problema de dimensiones mucho mayores.

Es decir, que estas actitudes sí son diferentes a las de tiempos pretéritos. Que los fans ya no son la gente que mayoritariamente mostraba cariño por las sagas, o que al menos las redes sociales han contaminado el clima.


'Fear of Falling': el gran corto mexicano que rinde homenaje a 'The Sandman'

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The Sandman Fear Of Falling

Sin duda una de las novelas gráficas definitivas es 'The Sandman', una fascinante historia que catapultó la carrera de Neil Gaiman gracias al planteamiento, la originalidad y la forma tan elegante de contar una historia basada en elementos fantásticos mezclados con mitología clásica y contemporánea, que hicieron de 'The Sandman' todo un ícono de la cultura popular.

Este éxito provocó que desde hace varios años se planteara la posibilidad de hacer una serie de televisión, sin embargo hasta el momento no se ha podido concretar nada, además de que también ha habido rumores de una posible adaptación a cine. Mientras eso sucede hoy veremos un fascinante corto creado en México que se basa en parte del universo creado por el gran Neil Gaiman.

Los miedos están en los sueños

'The Sandman' se publicó de 1988 a 1996, tiempo suficiente para crear una base de seguidores quienes mes con mes se enganchaban a sus maravillosas historias, y que al día de hoy sigue siendo relevante y una referencia obligada en el mundo de los cómics.

Alejandro Ayala Alberola, joven cineasta de 28 años, es el responsable de este cortometraje que da vida a 'Dream', el personaje principal en 'The Sandman', quien a pesar de no haber estudiado una carreta de cine, su pasión y por este mundo lo ha llevado desde los 17 años a trabajar en cortos y como asistente de efectos especiales en series y películas. Su pasión por el género fantástico lo llevó a gastarse todos sus ahorros en viajar a Nueva Zelanda cuando Guillermo del Toro era el director de 'The Hobbit', proyecto que en ese entonces terminó siendo cancelado.

Este corto bautizado como 'Fear of Falling' fue filmando en sólo tres días con un presupuesto aproximando de 25.000 pesos (1.360 dólares), pero la post-producción requirió casi un año. El corto finalmente fue lanzado este 2016 y para sorpresa de todos recibió la aprobación del mismísimo Neil Gaiman, quien lo recibió vía Twitter y lo compartió.

Algunos de los cortos de Alejandro han participado en festivales de cine como el Festival Internacional de Cine de Morelia y el International Horror and Sci Fi Film Festival. Si desean conocer más de su trabajo se pueden dar una vuelta por su canal en Vimeo.

En Magnet | ‘The Laughing Man’: El oscuro corto que nos presenta a un Joker aterrador y psicópata

Cuando Disney perdió el oremus: los estrafalarios años 80

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Dragon

Esta semana llega a nuestras pantallas 'Peter y el dragón', una película Disney de 1977 que reformula una producción previa de la casa que seguro que los treintañeros largos recordarán sin problemas: fue programada de forma inmisericorde en televisión durante años, y uno de los grandes éxitos de Disney en VHS en los ochenta. Cuando la casa del ratón era mucho, mucho más rácana con sus lanzamientos de animación.

'Pedro y el dragón Elliot', la película original, pertenece a una época de transición de la compañía. Era una Disney que iba a tener que replantearse muchas cosas porque el cine juvenil de los años 80 iba a cambiarlo todo, al menos en su terreno, el cine "familiar".

Un dragon dipsómano, una película ingenuamente extraña

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En la época de 'Pedro y el dragón Elliot', los grandes largometrajes familiares de los cincuenta y sesenta protagonizados por estrellas juveniles de la casa, como Hayley Mills o Kurt Russell, habían cumplido su ciclo, y Disney buscaba nuevas vías de éxito.

Con Pedro y el Dragón Elliot lo logró gracias a la técnica de mezclar imagen real y animación que llevaba practicando desde hacía décadas, con hitos previos como 'Los tres caballeros' o 'Canción del sur'. El resultado, pese a las canciones, su tono infantil y su animación hiperclásica a cargo del gran Don Bluth (quizás lo recordéis por el videojuego Dragon’s Lair), es extraño: cuenta la historia de amistad entre un joven huérfano y un dragón hiperactivo verde, de dibujos animados y que se hace invisible a voluntad. Una película con el encanto y la ingenuidad habituales en la casa.

Pero a la hora de afrontar el remake, David Lowery no ha tenido más remedio que aplicarle el Tratamiento Christopher Nolan y hacerlo digerible para las audiencias actuales: el Huérfano es también un Niño Salvaje. Y el entrañable dragón original, que parecía el delirio de un dipsómano con empacho de absenta, suaviza el tono verde de su piel y se transforma en una realista bestia CGI. El resultado, dicen las críticas, es muy estimable, pero está claro que también es menos extravagante que el original.

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Pedro y el Dragón Elliot procede de una época en la que el cine infantil y juvenil estaba a punto de convertirse en algo nunca visto con anterioridad. Se estaba viviendo, gracias a la irrupción de una cultura juvenil mucho más agresiva que la vivida en los sesenta, una reformulación de los gustos de los espectadores más jóvenes, y estábamos a unos pocos años de la revolución que supondrían las producciones Amblin, Gremlins en cabeza.

Disney también se enfrentaba a una época tumultuosa en su organización: muertos los hermanos Walt y Roy Disney, gerifaltes tradicionales de la casa, la productora iba sin rumbo claro. A principios de década aún estrenaría películas familiares “clásicas” como 'La bruja novata' o 'Mi amigo el fantasma', pero aquello iba a cambiar.

En honor al lado más estrafalario de Disney, aquel que reinó (y puso en peligro financiero) a la compañía durante buena parte de los setenta y ochenta, hemos seleccionado unas cuantas películas Disney clásicas, pero raras. Incluso más que Pedro y el dragón Elliot. Producciones Disney, al fin y al cabo, pero extravagantes y únicas. Estas son las producciones más extrañas de Disney directamente desde la época más extraña de Disney.

Sí, Disney siempre fue algo "rara"

Seamos sensatos (más sensatos que Disney, al menos): este artículo no defiende la improbable tesis de que alguien echara una sustancia psicoactiva en los depósitos de agua de la productora y todos los ejecutivos perdieran simultáneamente el oremus. Consagrada a las producciones infantiles y juveniles desde su misma fundación, es normal que las películas de la casa hayan respirado siempre cierta afición por el disparate y la guasa demencial. Y eso aún antes de ese melt-down estético y conceptual que fueron los setenta y los ochenta, y que vamos a revisar.

Y como prueba traemos algunos casos que demuestran que Disney siempre ha sido un referente en lo que a extravagancia conceptual y visual se refiere. Por ejemplo, está 'The Story of Menstruation', un extraño corto de 1946 financiado después de la II Guerra Mundial, en un momento de zozobra económica para el estudio, lo que les llevó a aceptar encargos como este: en realidad es publicidad de productos de higiene femenina de la marca International Cello-Cotton, que aprovechó para distribuir muestras en los colegios cuando la pequeña pieza animada se distribuyó con intenciones educativas.

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O 'Los tres caballeros', solo un año anterior y continuación de 'Saludos Amigos', de 1942, pero donde el algo convencional tono documentaloide sobre el Cono Sur de aquel se convierte aquí en una chifladura estética que a menudo roza la abstracción y que posiblemente está influido por el frenético ritmo de los entonces cada vez más boyantes dibujos animados de Bugs Bunny, el Correcaminos y compañía. Eso por no hablar de la abundante carga erótica de la película, que convierte a Donald en un sátiro de libido descontrolada.

Mencionemos, para finalizar este punteo por las películas que pudieron sentar ciertos precedentes para lo que estaba por venir un largometraje semiolvidado (y obviemos la mucha y muy abundante experimentación en materia animada que Disney introdujo ya desde sus primeros cortos, y que dio pie a extravagancias en sus clásicos de siempre como la secuencia de la borrachera de Dumbo, la adaptación de lo inadaptable en Alicia en el País de las Maravillas o, directamente, Fantasía de cabo a rabo).

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El largo del que hablamos es 'Los conflictos de papá', protagonizado en 1962 por el habitual de la casa Fred MacMurray. En ella, una familia típicamente americana hace su primer viaje transoceánico hasta París. Y allí se encuentran demenciales crisis de pareja, gigolós, comportamientos poco civilizados, incursiones en las alcantarillas y la llegada de la pubertad a las bravas. La película funcionó estupendamente en taquilla en su día, pero su incorrección política, especialmente en lo que se refiere a la guerra de los sexos, la ha convertido en una rareza.

Los setenta: la oscuridad se cierne sobre Disney

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La montaña embrujada (1975)

La montaña embrujada (1975): Una de las primeras películas Disney con temática abiertamente paranormal / terrorífica. De hecho, a veces parece una versión macabra de un tema muy querido por la Disney más luminosa de un par de décadas antes: el teenager que obtiene poderes, y cuyo principal éxito fue 'Mi cerebro es electrónico' con Kurt Russel y, cómo no, 'Mary Poppins' y 'La bruja novata', en las que se trasteaba con el lado más pop de la magia negra.

Aquí lo que tenemos es una niña telépata y su hermano telequinético, que en realidad son alienígenas. Un millonario que quiere experimentar con sus vísceras y una huída hacia adelante para encontrarse con sus padres redondean una atmósfera seria, macabra y ominosa. El resultado se anticipa a producciones de Spielberg como 'ET, el extraterrestre' o 'Encuentros en la tercera fase' pero en esa clave contemplativa, atmosférica y extremadamente seria típica de los setenta.

No es raro que saliera así: tras las cámaras está John Hough, responsable de un clasicazo del género como 'La leyenda de la mansión del infierno', un disparate menor de la Hammer como 'Drácula y las mellizas', una insensatez ochentera como 'El íncubo' y una reivindicable película de paletos tronados contra excursionistas como 'Escóndete y tiembla'. Entre eso y que en el reparto hay dos nombres propios del cine de género como Ray Milland ('El hombre con rayos X en los ojos') y Donald Pleasance ('Halloween'), no es de extrañar que la cosa quedara con un punto macabro.

Los hermanos volvieron en 1978 en 'Los pequeños extraterrestres', banal título español para Return from the Witch Mountain, donde no solo repetía Hough a la dirección, sino que los malvados secuestradores eran en esta ocasión nada menos que Christopher Lee y Bette Davis, con lo que el escalofrío estaba garantizado. La película original disfrutó también de un inane pseudoremake protagonizado por La Roca, 'La montaña embrujada', ya orientado definitivamente a la acción y con sus componentes macabros extirpados pero que, eso sí, se convirtió en una auténtica mina de memes.

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El abismo negro (1978): La Disney de finales de los setenta estaba tan zumbada que cuando llegó el momento de hacer su propia versión de la película que marcaría la estética y las taquillas del cine comercial de la primera mitad de los ochenta, 'Star Wars', le salió esto.

Una película de ciencia-ficción que en realidad es la versión Disney de '2001: Una odisea en el espacio', con su poquito de metáforas metafísicas, su cuestionamiento del papel del ser humano en el cosmos y su contemplación de la inmensidad del espacio profundo, todo ello camuflado de versión muy, muy ad-hoc de 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne.

Resultado: una catástrofe crítica que, sin embargo, rentó mínimamente en taquilla a Disney, posiblemente debido a que siguió el ejemplo de George Lucas y plagó las tiendas de merchandising derivado: muñecos, comics, libros…

El abismo negro ha acabado pasando a la posteridad, junto a Tron, como símbolo de una búsqueda algo chalada de público adulto por parte de Disney (fue la primera película de la historia en recibir la calificación PG, menores acompañados). A Tron no la hemos traído hasta aquí porque el paso del tiempo y sus visionarios efectos y conceptos han acabado dándole un lugar privilegiado dentro de la cultura pop; El abismo negro no ha tenido esa suerte.

Vista hoy, no solo es aún más soporífera e inefectiva que en su día, sino que no para de recibir dudosos galardones, como el que le adjudicó Neil deGrasse Tyson en 2014, que la calificó no solo como “la película científicamente más inexacta de todos los tiempos”, sino como una que, si hubiera sido científicamente más rigurosa habría sido también mucho más interesante.

Los ochenta: diablos, dragones y calderos

Los ojos del bosque

Los ojos del bosque (1980): Cuando el trailer de una película Disney acaba con el aviso “Esto no es un cuento de hadas”, sabes que puedes prepararte para algo distinto. De hecho, posiblemente sea la película de género más abiertamente terrorífico de Disney y, sin duda, la más inquietante junto a 'El carnaval de las tinieblas'. Y para que no cupiera duda de sus intenciones, el director volvió a ser el siniestro John Hough.

El resultado no es, desde luego, tan descarnado como lo que el cine de terror genuinamente adulto, atravesando una de sus etapas más salvajes, estaba escupiendo a los espectadores de todo el mundo por aquel entonces, pero sí que proporciona más de un momento de inesperados escalofrío con una historia de casas encantadas, bosques ominosos y fantasmas del pasado, todo ello aderezado por una Bette Davis ciertamente inquietante.

El resultado obligó a Disney a advertir en los carteles de la película que no dieran crédito a la hasta entonces fiable fama de la productora: más de un niño podía salir espantado de la sala. Aquí fue donde la compañía empezó a plantearse la necesidad de desdoblarse en un subsello complementario y orientado a un cine más adulto.

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El dragón del lago de fuego (1981): Junto a 'Taron y el caldero mágico' conforma la dupla de fantasía heroica oscura de la Disney de los ochenta, una a la que chicos y mayores se acercaron esperando un nuevo Robin Hood y se toparon con lo que parecían mazmorras del Dungeons & Dragons diseñadas por un psicópata.

Como en la citada película de animación, tenemos una historia en apariencia canónica: un aprendiz de brujo tiene que enfrentarse a un dragón que puede presumir del mejor nombre de la ya de por sí nutrida histoia de los dragones con nombres chulos: Vermithrax Pejorative. Una aventura para todos los públicos, ¿no?

Nah: escenarios oscurísimos y aterradores, una historia tenebrosa (el rey envía a Vermithrax Pejorative -en serio, se te llena la boca- dos vírgenes anuales para aplacar su furia) y un hito insospechado: la primera escena de desnudos en una película Disney.

Pero El dragón del lago de fuego, espeluznante como es, también supuso un hito técnico: los efectos especiales de Phil Tippett (Star Wars, Indiana Jones y el templo maldito, Robocop) fueron nominados al Oscar gracias a la invención del Go-motion, un sistema de animación inspirado en el clásico stop-motion -fotograma a fotograma- pero que suaviza los movimientos de la criatura, dándole un aterrador realismo.

El resultado es, quizás, el mejor dragón de la historia del cine, uno que podría enseñarle cuatro cosas al mismísimo Smaug. No lo decimos solo nosotros: Guillermo del Toro o George R.R. Martin, que coincidiremos en que saben un par de cosas sobre dragones, son de la misma opinión.

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El diablo y Max Devlin (1981): La diferencia entre la Disney de los setenta y la de los ochenta es que seguían intentando introducir material maduro que atrajera a adolescentes (la nueva clase con auténtico poder adquisitivo) a las salas, pero ya no tenían que disfrazar las producciones de películas infantiles y podían apelar a los gustos de los adultos.

Es lo que diferencia a una película tan asfixiante como 'El abismo negro', que en el fondo es una adaptación de Julio Verne, de 'El diablo y Max Devlin', donde los protagonistas son Elliot Gould -icono contracultural de los setenta gracias a sus colaboraciones con Robert Altman- y nada menos que Bill Cosby haciendo de demonio, antes de su fase de icono familiar y mucho antes de su fase de demonio en la vida real.

El resultado ha pasado a la historia por ser la primera película Disney en la que se usa el insulto “son of a bitch” y por la campaña de prensa negativa más severa jamás vivida por una película de la compañía hasta entonces. Lo cierto es que Max Devlin, que muere al principio de la película y firma un faustiano pacto con el diablo para librarse de la condenación, es un protagonista inusualmente inmoral para Disney, ya que se salvará de la condenación si convence a tres inocentes para que le sustituyan en el infierno por voluntad propia, entre ellos un niño.

Por supuesto, el sujeto se redimirá, pero hasta entonces, oleadas de humor misántropo, un infierno que da auténtico pavor y Bill Cosby pintado de rojo y con un tridente aullándole a la cámara. Consecuencia de todo ello: la creación del sello Touchstone, para que Disney pudiera estrenar películas de contenido algo más adulto. Y vaya si lo hizo.

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El carnaval de las tinieblas (1983): La mejor de las películas de esta etapa insólita de Disney es esta magnífica adaptación de una de las obras capitales del gran Ray Bradbury (Crónicas marcianas, Fahrenheit 451), con guion del propio Bradbury y dirección de otro peso pesado, Jack Clayton. Clayton dirigió en los sesenta Suspense, extraordinaria adaptación de una de las mejores historias de fantasmas de la historia de la literatura, Otra vuelta de tuerca de Henry James.

Un auténtico pedigree terrorífico que se traduce en una de las mejores películas de miedo para todos los públicos que se han rodado gracias a su soberbia exploración de los miedos infantiles. En ella vemos cómo una inquietante feria (que no satisfecha con llegar llena de payasos, tiene unos cuantos payasos enanos), dirigida por el siniestro Mr Dark (Jonathan Pryce), llega a un pequeño pueblo prometiendo ser capaz de saciar los deseos ocultos de todos los habitantes del lugar.

Si te suena a 'La tienda' de Stephen King es porque, sí, el tocho de King es una adaptación poco disimulada de la novela de Bradbury. Sin embargo, la novela y el guion de Bradbury acaban yendo por otros derroteros (que, magia, recuerdan a ratos a otra novela de Stephen King, It) cuando los niños son descubiertos y Mr. Dark, que es -como era de esperar- el mismísimo Señor de las Tinieblas, manda toda su cacharrería feriante a que acaben con esos entrometridos.

Con una ambientación deliciosa, tétrica y a medio camino entre el surrealismo costumbrista y la nostalgia con doble fondo, El carnaval de las tinieblas es una de las auténticas joyas perdidas de Disney. Su previsible fracaso comercial la condenó al ostracismo, pero no debería resultarte raro encontrarte guiños a su perversa imaginería diabólica en series y películas actuales: al fin y al cabo, toda una generación de niños de los ochenta quedó traumatizada con ella esperando una aventura juvenil más.

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Oz, un mundo fantástico (1985): Otra que nadie se vio venir dados los precedentes, como El abismo negro: una secuela de El mago de Oz que parece desarrollarse en un páramo post-atómico y donde los seres que se va encontrando Dorothy en su nuevo periplo son seres violentos, de pasado turbio y de diseños esquinados y agresivos. Ya la primera va directa a la frente: Dorothy es insomne.

Enhorabuena, Disney: perviertes la base de una película famosa por reivindica el poder escapista de los mundos oníricos desde su misma esencia, haciendo que Dorothy tenga problemas de sueño por los que tiene que ser tratada con electroshocks. Posiblemente por eso la actriz protagonista, Fairuza Balk (que gozaría de un brevísimo periodo de fama en los noventa gracias a su papel como villana de la chispeante Jóvenes y brujas) es una de las niñas con un físico más peculiar de la larga historia de los actores infantiles de Disney. Si la película se hubiera llamado Miércoles Addams en Oz habría sido más afín a lo que ofrece finalmente.

Lo que no quiere decir que la película sea un desastre artístico, ni mucho menos: su insistencia en los detalles terroríficos y morbosos da pie a auténticos logros de la imaginería macabra, como los wheelers, unos androides motorizados pseudocirquenses que dan tan mal rollo como los monos alados con fez de la película original.

Paradójicamente, la película es mucho más fiel a los libros de Frank L. Baum originales sobre Oz, donde Dorothy está muy lejos de ser el repollo en estado de continuo éxtasis de la película clásica, y a veces parece una criatura más de la inquietante fauna del amenazador mundo de fantasía.

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Taron y el caldero mágico (1985): No hay apenas cine de animación en esta lista porque mientras que Disney parecía empeñada en forzar los límites de su imagen y su fama con sus películas en imagen real, llevaba un tiempo sin levantar cabeza en el departamento de animación que le había dado la gloria. Tarón y el caldero mágico llega casi veinte años después de la última obra maestra de la casa, El libro de la selva y tras unas cuantas producciones entrañables pero decididamente menores (Los aristogatos, Robin Hood, la interesantísima Los rescatadores, Tod y Toby).

En los ochenta, y antes de la revolución con la que cerraría la década (La Sirenita en 1989), Disney rodó un par de películas muy interesantes: una es la deliciosa Basil, el ratón superdetective; otra, solo un año antes, ésta, que supuso algunos hitos para la casa. El primero, más convencional: es la película de dibujos animados número 25 de Disney; el segundo, ejemplo perfecto de lo que significó el film en su día, es que es la primera película de Disney en recibir la calificación PG (menores acompañados).

Taron y el caldero mágico refleja el cambio de gustos de la chavalería de los ochenta, esquinados hacia fantasías de poder como El señor de los anillos o los boyantes juegos de rol de Dragones y mazmorras. También refleja cómo la animación y el comic underground que había estallado unos años antes había acabado por calar en una productora aparentemente aislada de semejantes influencias.

El resultado es una película oscura y violenta, en ciertos puntos realmente aterradora, y que aunque cuenta la típica historia de un chaval que se convierte en héroe a la fuerza al enfrentarse a un señor oscuro para rescatar a su cerdo favorito, lo hace poniendo el acento en lo macabro y tenebroso.

Curiosamente, el diseño de los personajes es puro Disney clásico, y tiene sus secundarios graciosos y su trasfondo de cuento de hadas, con un diseño general que recuerda a Merlín el encantador y dragones que parecen salidos de La bella durmiente: pero esos fondos abstractos, como de nubes tóxicas, casi post-apocalípticas y generadas por ordenador fueron demasiado para el público de la época.

Taron fue la coletilla final. Los nuevos gerentes de la casa (Michael Eisner, Frank Wells y Jeffrey Katzenberg) se encargarían a partir de 1989 de acabar con esta orientación tenebrosa, y muchas de estas películas pasaron años completamente inéditas en el mercado doméstico. Quizás ahora, con la recuperación de clásicos menores como Pedro y el dragón Elliot, ha llegado el momento de escarbar en busca de otras joyas olvidadas de la casa.

Así han cambiado los posters de Star Wars desde la primera trilogía

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Hace unas horas aparecía el póster oficial de 'Rogue One', la película derivada de la saga 'Star Wars' que se estrenará el próximo 16 de diciembre. Como todo lo que rodea a ese universo, el póster ha causado un impacto enorme en redes sociales gracias a una estética inconfudible que recuerda a esa primera trilogía que inició su andadura hace casi cuatro décadas.

Los póster de 'Star Wars' son de hecho seña de identidad de una saga legendaria también en esto: esos carteles de cine cumplían de forma sobrada el objetivo de cualquiera de estas obras: nos vendían la película. Su impacto ha sido tal que ahora hay toda una subcultura en torno a esos carteles que han sido inspiración del resto de la saga y, por supuesto, del toda la industria del cine. ¿A que apetece darse una vueltecita por la evolución de esos pósteres de cine?

Un cartel "de circo" histórico

Es bastante probable que el nombre de Drew Struzan no os diga nada. No os culpo, porque hasta hace no mucho yo mismo no sabía quien era. Lo que sí conocía era su obra, como cientos de millones de personas en todo el mundo. Struzan no expone en museos. Lo hace en paradas de autobús, en revistas, en el metro, en paneles publicitarias y, desde luego, en los cines.

Starwars Circus

Struzan es de hecho uno de los artistas más reputados de la historia de los pósteres o carteles de cine, y es el responsable de varios de los carteles oficiales de la saga 'Star Wars'. Su carrera ha dado para mucho más, desde luego: ha sido responsable de los carteles de varias de las películas de la saga 'Indiana Jones', 'Regreso al futuro', 'Loca academia de policía', 'Harry Potter' e incluso ha tenido la osadía de ilustrar el antihéroe español por excelencia.

Pero es la saga de 'Star Wars' la que probablemente más se conozca de un artista que tiene documental propio y algún que otro libro recopilatorio de su arte. La historia comenzaría en 1977, cuando este artista pintó junto a Charlie White III el cartel original de 'Star Wars', que es más conocido como 'The Circus Poster' por disposición de unos personajes que hacía que los créditos no cupiesen en el cartel.

Struzan y White tuvieron que idear algo para lograr más espacio, y simularon el efecto de que el póster estaba pegado sobre otros carteles de cine. Eso daba espacio para esos créditos y para meter al pobre Obi-One Kenobi a la izquierda. El cartel se convertiría en el favorito de Lucas durante los años venideros, pero seguramente Sir Alec Guinness no pensara lo mismo.

Aquel no sería no obstante el póster oficial de la película, que fue responsabilidad del artista Tom Jung que también colaboraría en futuras entregas porque queridos lectores, toda película que se precie no tiene uno solo cartel: tiene varios simultáneos con diversos estilos que se aprovechan también para la promoción aunque solo haya un cartel oficial de verdad de la buena. Con Star Wars parece que hay más, desde luego, pero solo hay uno.

La fiebre galáctica también contagia a los artistas, profesionales y amateurs

Aquel primer póster "circo" fue en realidad el estilo D del póster original, pero sirvió para inspirar el resto de carteles de cine de una saga que ganó una repercusión asombrosa.

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En los 80 esa creatividad era ya de por sí enorme, pero la aparición de la segunda trilogía y de esta tercera en la que nos encontramos inmersos ha hecho que artistas profesionales y otros que no lo son -pero probablemente quieren llegar a ello- se esmeren para crear todo tipo de estilos y versiones que siguen la estética tradicional pero que también mezclan estilos y aprovechan diversos elementos clave de las películas como foco de atención.

En los carteles oficiales, no obstante, la norma ha quedado establecida desde hace años, y el cartel de 'Rogue One' es un claro ejemplo de ello: el o la protagonista de la cinta aparece claramente destacado en una estructura "piramidal" en la que se van disponiendo el resto de personajes con mayor o menor espacio según su relevancia para el artista -y posiblemente para el director-.

A partir de aquí es donde las imágenes valen que mis palabras. Atentos al despliegue, porque solo es una pequeña muestra de todo lo que estas películas han logrado inspirar en artistas de todo el mundo. Hay de hecho documentales, sitios web dedicados a este ámbito y libros varios con ilustraciones, pósters y ese arte conceptual que los profesionales de la industria crean de la nada para dar vida escenarios y situaciones que luego cobran vida en los metrajes finales.

'Star Wars: Episode IV - A New Hope'

Starwarspre Cartel promocional que apareció en 1976. Atentos al logo.
Starwars Original Cartel original de 1977 creado por Tom Jung.
Starwars Stylec Póster "estilo C" creado por Tom Chantrell.
Starwars Circus Póster 'Circus', 'Estilo D' creado por Charlie White III y Drew Struzan
Starwars Se El reestreno de 'Star Wars' en 1997 hizo que Drew Struzan creara tres nuevos carteles para la trilogía original. Este fue el correspondiente a 'Star Wars', que aún se resistía a llevar el apellido 'Episode IV - A New Hope' con el que acabó conociéndose también.
Starwars Este cartel creado por Noriyoshi Ohrai se creó para el reestreno de Star Wars en 1982.

'Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back'

Empire Oficial Póster "Estilo A" oficial, creado por Roger Kastel.
Empire Styleb 'Estilo B' creado por Tom Jung.
Starwars V Se Póster de Drew Struzan para el reestreno de la película en 1997.
Imperio La edición española del cartel de 'La guerra de las galaxias: El imperio contraataca' -llamarla ahora así suena raro- también tenía su encanto.

'Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi'

Jedi 1 El póster "Estilo A" oficial fue creado por Tim Reamer.
Revenge Of The Jedi Drew Struzan creó uno de los pósteres más icónicos de toda la historia, pero lo hizo con un título que no fue el definitivo. La palabra 'Revenge' acabaría usándose en el Episodio III, y este es uno de esos carteles que es objeto de deseo entre los coneccionistas.
Jedi B El cartel 'Estilo B' es otro de los clásicos de la historia de 'Star Wars'. Fue creado por Kazuhiko Sano, que curiosamente luego acabaría creando las cubiertas de muchos de los libros de Star Trek.
Starwars Vi Se Cartel de Drew Struzan para el reestreno en 1997.
Polaco La versión polaca del póster de 'El retorno del Jedi' creada por Witold Dybowski es también especialmente llamativa.

'Star Wars: Episode I - The Phantom Menace'

Phantom El 'teaser poster' de 'Star Wars: Episode I - The Phantom Menace' fue uno de los más impactatnes de toda la saga.
Phantom Oficial Drew Struzan fue el responsable del póster oficial de 'Star Wars: Episode I - The Phantom Menace'
Phantom Manga Esta fue la reproducción promocional publicada en Japón de la película 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma', creada por Kia Asamiya para la empresa Tentomushi Comics.

'Star Wars: Episode II - Attack of the Clones'

Clones1 El póster promocional del 'Episodio II' dejó claro que la historia de amor entre Anakin y Padmé tendría mucho peso específico.
Clones El póster final del Episodio II fue obra de Drew Struzan una vez más.
Imax La versión del póster para el estreno en versión IMAX promocionaba la película de una forma claramente distinta.

'Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith'

Sith1 El 'teaser poster' de 'Revenge of the Sith' nos daba pistas sobre el destino de Anakin.
Sith El póster final de Drew Struzan para el Episodio VI volvía a utilizar la conocida estructura de estos carteles.

'Star Wars: Episode VII - The Force Awakens'

Awakens2 El póster promocional del Episodio VII aprovechó la estética del primer 'teaser poster' del año 76, aunque esta vez el logo era el bueno.

Awakens1

'Star Wars: The Clone Wars'

Clonewars

'Rogue One: A Star Wars Story'

Rogue One Pre El 'teaser poster' de 'Rogue One'

Rogueone Teaser

Rogueone

Fan Art, la otra cara del universo artístico de Star Wars

Hay innumerables carteles creados por fans de la saga -ya sean artistas profesionales o no- que ofrecen visiones alternativas de ese universo y que en ciertas ocasiones lo combinan con otras películas legendarias. Aquí os ofrecemos unos cuantos ejemplos.

Rogueone Orlandoarocena2 Orlando Arocena creó estos dos pósteres inspirándose en los carteles de 'La chaqueta metálica'

Rogueone Orlandoarocena3

Ollymoss Un artista llamado Olly Moss publicaba hace unos años su particular visión del universo 'Star Wars' con carteles para la antigua trilogía que llamaron muchísimo la atención.
Vhscubiertas No es fan art: estas fueron las portadas de las películas que a mediados de los 90 aparecieron en formato VHS. El artista fue John Alvin.
Star Wars Episodes 1 3 By Zenithuk D39mfhy Un artista llamado Zenithuk siguió la estética de Olly Moss para crear sus carteles para los tres primeros episodios de 'Star Wars'
S L1000 Algunos intentaron unir las dos primeras trilogías en un único póster. El resultado es desde luego curioso.
Image1 82b558cc 288f 4aeb Be8f 25000863aa84 Otro intento destacable que unía los Episodios IV, V y VI en un solo póster.
Varios El 'Episodio VII' fue uno de los que más variantes ofreció de pósteres creados por los fans.
Peor No hay que olvidar algunos carteles particularmente... singulares.

Seguro que hay unos cuantos grandiosos que se nos han escapado, así que comentad. En cualquier caso de los incluidos... ¿Cuál es vuestro preferido?

En Magnet | La Fuerza (del cine) está presente en los 7 mejores cortos de Star Wars de 2016

Fotos Famosos vs. Nihilist Memes: la guerra por la mejor cuenta Twitter del año

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Dime a quién sigues en Twitter y te diré quién eres. La red social, dicen algunos, está de capa caída, pero no para sus usuarios, que siguen aprovechándola para entretener, informar y descubrir a partes iguales. Hay verdaderos prodigios entre la maraña de mensajes insustanciales, y hay cuentas que demuestran estar haciéndolo muy bien en los últimos meses.

Es el caso de Fotos Famosos (@FamososClassic) y Nihilist Memes (@nihilist_memes), en las que encontramos un espectacular repertorio de imágenes y reflexiones que harían temblar al más pintado. Son cuentas a las que cualquier tuitero que se precie debería echar un vistazo: puede que una de ellas (o las dos) sean la mejor cuenta de Twitter de este año.

En ocasiones veo Twitter

Los enfoques de estas cuentas son distintos, aunque su fin último coincide: ambas nos entretienen con sus peculiares puntos de vista sobre nuestra realidad. 'Fotos Famosos' se dedica a utilizar fotos de famosos que tienen parecidos razonables con otros famosos totalmente distintos, mientras que Nihilist Memes combina el formato meme con la conocida corriente filosófica que niega el sentido de la vida de una forma ocurrente y locuaz.

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El resultado es sorprendente, y en ambas cuentas podemos encontrar tuits realmente fantásticos que demuestran como esta red social nos puede convertir una vez más en expertos procrastinadores. Como ocurre con los buenos contenidos (estén en Twitter o en otros medios), esos contenidos son adictivos.

Y para muestra, un botón. O varios, porque todos ellos merecen la pena. Comprobadlo y ayudadnos a decidir. ¿Son alguna de estas dos las mejores cuentas de Twitter de este año?

Los famosos y sus doppelgängers

El nihilismo tiene su encanto

Bonus: esta la tercera opción, para los que prefieren a los Kinks

Evidentemente esta es solo una muestra del universo Twitter. Hay muchas más cuentas destacables y destacadas, y precisamente es ahí donde el descubrimiento de dichos talentos de la red social nos demuestra el valor de esta red social.

Por si no era suficiente con esos dos prodigios, hay otra cuenta igualmente destacable que lo demuestra: Resumen de Películas (@PelisResumidas), que nos evita tener que invertir hora y media si no queremos: 140 caracteres pueden ser suficientes para sintetizar pequeñas y grandes creaciones del mundo del celuloide.

En Magnet | Hay un tuit del Pedro Sánchez pre-candidato para cada situación de la vida

La industria tiene razón: los precios de la Fiesta del Cine todo el año matarían al cine

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La Fiesta del Cine, esa promoción a la que se acogen varias salas nacionales durante tres días en los que las entradas se venden a 2.90 euros, ha vuelto a batir un nuevo récord. 1.546.629 asistentes en sólo dos jornadas, en las que buena parte de la población se animó a ver el psicodrama voyeur de La Chica del Tren, lo nuevo de Tim Burton o, sobre todo, la verbena de la lágrima que es Un Monstruo viene a Verme, del catalán Bayona.

Con el feliz éxito de convocatoria que habrá servido como balón de oxígeno para las cifras en taquilla (los asistentes han sido casi un 600% más que en las mismas fechas de la semana pasada), también llega la otra parte. La inevitable queja de los espectadores dedicada a por qué la cartelera no puede vivir una “fiesta del cine” continua. Por qué hay que pagar el resto del año una entrada de cine tan cara.

La subida de la entrada de cine, en perspectiva

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Porque el cine se ha encarecido. Y mucho. Lo remarcaba la organización de consumidores Facua en su último estudio. En ese análisis basado en resultados de 129 en las 50 capitales de provincia, contaba cómo entre enero de 2004 y el mismo mes de 2014 el precio medio de la entrada en un día laborable ha subido en España un 45,2%, pasando de 4,80 a 6,97 euros. El aumento supera con creces el del IPC, que en el mismo periodo se ha incrementado en un 26,6%.

En resumen, en 10 años acude al cine casi la mitad de gente, se ha encarecido el precio casi otro tanto por ciento y la recaudación es bastante pareja a la que se hacía hace una década.

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Es un gran encarecimiento, pero por el momento el cine no es el tabaco, que ha doblado su precio en esos mismos 10 años de tiempo. La cerveza por su parte se ha encarecido un 28%, y el libro solo en cinco años (2007-2012) aumentó su precio medio un 31%. Otras formas de ocio, sin embargo, han bajado el precio de sus productos en términos totales en ese mismo período, como las consolas y los discos de videojuegos o el CD de música, aunque estos últimos datos no están integrados en el mercado español y deberían ser contrastados.

¿Y es el del encarecimiento de la entrada un fenómeno local? No, en 10 años el precio del ticket en Gran Bretaña ha aumentado, de media, un 48% y en Estados Unidos un 29%.

Y la bajada de la Fiesta del Cine, en perspectiva

¿Y qué lleva una entrada de cine? Un 21% de IVA que va a pasar al Gobierno, un 3% de entidades de gestión de derechos de autor, un 34,2% de exhibidores (las salas de cine) y un 41.8% de distribuidores, entre otros, los que negocian con las majors. Estos porcentajes son orientativos, ya que pueden variar dependiendo del poder de negociación de cada agente con cada sala, cada productora, etc. Pero es importante señalar dónde están los márgenes de recorte.

La fiesta del cine no es un mero recorte de alguno de esos porcentajes, no son Cinesa y Yelmo acordando bajar su recaudación de un 34 a un 5%, sino un pacto entre los múltiples agentes para, durante unos días, exigir menos ingresos para cada una de las partes. Una gestión difícil que puede funcionar para casos puntuales pero que seguro sería mucho más complicada de consolidar en la taquilla de todo el año.

Otro de los problemas a los que se enfrenta la industria de cada a una bajada de precios es el del funcionamiento de la demanda de su propio mercado. Frente a esa creencia popular que dicta que, si poniendo la entrada a mitad de precio irá el doble de gente, la realidad no es tan sencilla. Por ejemplo, esta última Fiesta del Cine ha triunfado, pero sus dos últimas convocatorias habían perdido espectadores en comparación con las anteriores ediciones. El dinero recaudado por las salas se mantiene sobre todo por la subida de precios, ya que los espectadores no hacen más que bajar.

Pero la cuestión es que, por su naturaleza, la demanda del cine es inelástica, y el mercado fluctúa fuertemente según el interés del público por las películas. En el año en el que se introdujo el IVA del 21% y la entrada se encareció de golpe más que en períodos anteriores, los espectadores no abandonaron las salas más que lo que lo hicieron entre 2004 y 2005. Por cómo mantuvo el tipo la industria, la cosecha de 2012 sedujo lo bastante, o al menos no los ahuyentó como se esperaría de esa subida de precios.

Cuando se vieron los primeros resultados de la Fiesta del Cine ya se explicó la paradoja a la que tendrían que enfrentarse los cines: si ponemos la entrada a mitad de precio, habrá que atraer al doble de personas que van ahora sólo para mantener los beneficios actuales. Borja de Benito Porto, de la Federación de Cines de España explicó que "no se puede extrapolar el comportamiento de tres días a todo el año”, que los picos de audiencia fluctúan enormemente dependiendo de la semana.

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Como apuntábamos, no todas las convocatorias de esta marca han tenido el mismo éxito, y teniendo la segunda parte de Los Vengadores en Cartel, la cita de mayo del año pasado vendió un 33% menos de entradas. En eCartelera apuntaban a las dos semifinales de la Champions y a la inferior calidad de las películas como culpables de la bajada de interés del público. Además, que la Fiesta del Cine sea un evento bianual funciona también como experiencia, y si la cartelera tuviese el precio contínuo, perdería ese atractivo temporal.

Tampoco podemos desestimar que en nuestro país la sala de cine no es una forma de ocio especialmente querida. España es la quinta potencia mundial en descarga de contenidos culturales, y el 49% de los españoles afirma no ir nunca en todo el año al cine. No podemos saber cuántos de los usuarios que descargan contenidos de forma habitual acuden a las salas durante la Fiesta del Cine sólo para vivir la experiencia de la gran pantalla cuando pueden consumir el producto en sí (u otros productos similares) desde sus casas, ni tampoco cuántos de los que no van ni siquiera algún miércoles, cuando es Día del Espectador a un precio de 3.90 euros, se animarán a unas entradas a 2.90.

El precio por países: España, un buen lugar para el cine

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Si comparamos nuestras entradas de cine con las del resto de países no salimos nada mal parados. El precio promedio de una entrada de cine en cualquier jornada en 2014 (se hace la media de varias salas nacionales) nos pone en una posición ventajosa. De 173 países encuestados por NationMaster ocupamos el puesto 33, con los 10.92 dólares de media (al igual que en Italia, Grecia o Chipre). Encabezan la lista de países más caros Arabia saudí, Angola y Suiza, con 60, 21.50 y 20.21 dólares respectivamente de precio medio.

¿60 dólares por un ticket en Arabia Saudí? ¿Están locos? No, se trata más bien de una excepcionalidad: el cine allí es un evento lujoso que sólo tiene lugar en ocasiones muy especiales (aunque esto podría cambiar pronto). Salvando este país de libertades restrictivas, el resto de naciones de cabeza de lista sí tienen una distribución más asentada, y esos 20 dólares por una entrada en Suiza es lo que pagarías por ver Un monstruo viene a verme de verla en una butaca en Berna. Por supuesto, para entender mejor el precio habría que tener en cuenta la renta per cápita y, sobre todo, que no todos los países de occidente han sufrido la misma sangría económica y laboral que han vivido los españoles en los últimos años.

"La gente va a dejar de ir a las salas, de todas formas"

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Es otra de las ideas más extendidas, el debate de la sala de cine es una pérdida de tiempo en un mundo con Netflix. Sin que podamos afirmar categóricamente que esto sea verdad o mentira que la cultura de la sala esté muerta, las predicciones que PwC ha hecho sobre la industria en los próximos 4 años afirman que la recaudación en taquilla va a tener un ligero aumento. Según estos investigadores la industria de las salas, a nivel mundial, pasará de tener un 43% del mercado de la industria del cine a tener un 46%.

Es decir, no sabemos si las salas van a recaudar ese poco más bien mediante un aumento de precio medio en la entrada o justificado en que se prevé que más gente se anime a ver las películas, pero queda claro que el sistema de proyección de películas aún mantiene una buena salud.

No ocurre lo mismo con el cine doméstico, o al menos en lo referente al formato físico. El DVD y el BluRay caerán de aquí a 2019, según PwC, de los 30.000 millones a los 23.000 millones de dólares anuales. Una cifra que no anuncia aún la muerte de este sistema, pero que sí le pronostica un duro futuro a largo plazo. Mucha mejor temperatura tiene la distribución digital. Netflix, Amazon y los servicios de suscripción de contenidos de este estilo crecerán un 19%. Debates aparte, quedan todavía unas horas para aprovechar de esta última jornada de cine barato. ¿Te animas a probar los kleenex de Un monstruo viene a verme? Estás a tiempo.

El fascinante arte del 'Match-cut', o como unir dos escenas sin que nos demos cuenta

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Match Cut

Dentro de la gran variedad de técnicas cinematográficas hay una conocida como 'Match-cut', que a veces también es conocida como continuidad cinematográfica, la cual consiste en unir dos escenas aparentemente distintas por medio de un sólo elemento, el cual nos transporta a ese nuevo lugar a través de una fusión de imágenes o transformado un elemento para darnos entrada a esta nueva línea narrativa.

Nosotros como espectadores estamos acostumbrados a estos cambios que muchas veces no los percibimos del todo, pero el realizador se enfrenta a una situación complicada ya que tiene que hacer que los tiros y encuadres coincidan a la perfección, precisamente para que el espectador no sienta ese cambio y siga enganchado. Hoy hemos descubierto un vídeo que sirve como herramienta perfecta para explicar este maravilloso recurso cinematográfico.

La técnica más complicada del montaje en un vídeo

La responsable de este maravilloso vídeo es Celia Gómez, quien ha recopilado y editado escenas de 26 famosas películas donde recoge el uso de esta técnica, lo que nos muestra la variedad y la complejidad de hacer que luzca natural y no se trate de un simple corte y cambio de escena.

Al estar viendo este vídeo hemos descubierto que Celia también es la creadora de dos vídeos que han sido bastante comentados en internet. El primero nos presenta los homenajes realizados al cine por parte de los Simpson, y el otro nos muestra la increíble simetría como recurso dentro de la serie Sherlock, ambos vídeos no tienen desperdicio y los encuentran a continuación.

Más información | Celia Gómez

El monólogo de Trainspotting ha cambiado. En veinte años, también todo lo demás

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El monólogo de Mark Renton escrito por el guionista John Hodge e interpretado por Ewan McGregor al inicio de Trainspotting tiene tal poder que ha colmado pósters, camisetas y bios en miles de perfiles de redes sociales. Muchas personas se identificaron con aquellas palabras críticas con un sistema que parecía tenernos metidos en una rueda de hámster.

“Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas” y más y más elecciones hasta completar todo el espectro de falso albedrío capitalista de la Gran Bretaña posttatcherista y, un poco por extensión, todo el primer mundo desindustrializado que siguió a los 80.

Damos un salto hacia adelante en el tiempo y Renton sigue lanzando proclamas incendiarias contra aquello que parece statu quo. Y lo hemos visto en el recién estrenado tráiler de la nueva adaptación de Danny Boyle: ahora el discurso habla de elegir “Facebook, Twitter, Instagram, y reza para que a alguien en algún lugar le importes”.

Así se marca un claro cambio de paradigma del enemigo a abatir entre el actual y el que se filtraba en el libro original de Irvine Welsh. Cuando en el pasado se retrataba aquella traslación nihilista que causaba la rebeldía sin foco apaciguada por el refugio de la heroína, ahora la adicción no se viste de pico sino de smartphone. De la necesidad absoluta de exhibirnos que nos causan las nuevas tecnologías del yo. “Siéntate y observa cómo la historia se repite a sí misma”, nos dice McGregor en Trainspotting 2, un poco más viejo, algo mejor vestido.

Y todo en este video parece marcar las claves de cómo el significado de ambas películas tendrá que ser, en lo cultural, completamente distinto.

Drogas sanas, pero drogas

Como hemos dicho, aquel famoso speech aclamado por la juventud de la Cool Britannia que denunciaba cómo las comodidades modernas son sólo combustible para mantenernos en la producción capitalista perpetua, ahora el sistema económico queda apartado (o plenamente absorbido y asumido por nuestra psique) y la moneda con la que pagamos es con tiempo e identidad. ¿No tendrán Facebook entonces Sickboy, Spud o Begbie? ¿O Diane cuenta en Instagram?

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El tráiler apunta a no van por ahí los tiros, a que mentar a las redes sociales puede ser un guiño a las masas adocenadas, posiblemente también a esos jóvenes que disfrutaron furiosamente de las aventuras de esta pandilla y que, como el protagonista al final de la primera película, dejaron de intentar luchar y tienen hoy como rutina cotidiana subir estados de Facebook, tal vez contra los políticos inútiles, traidores de la clase trabajadora.

Como ordena el mismo Renton en el video: “eres un adicto y no vas a dejar de serlo. Pero entonces hazte adicto a otra cosa”. Es tal vez por eso que los edimburgueses hayan mantenido su afición al químico, aunque a unos niveles más tolerables. El jaco ya no te va a freír el cerebro ni a causarte la muerte. De aquella película que según algunos críticos e instituciones estaba glorificando el estilo de vida del drogadicto y animaba a su consumo (y que cualquiera que realmente haya visto la película sabe que no era así) pasamos a un contexto en el que, simplemente, cuando salgas tomarás algo de eme y cocaína. Están (y estamos) mayores para ciertas cosas.

Albión, más pérfida que nunca

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Reino Unido en el 96 molaba. Da igual lo que dijera la situación económica escocesa. Lo confirmaban los clubs de Manchester y su subcultura rave representada en Ministry of Sound. También los disparos de sabiduría post punk de New Order. En las radios de todo el mundo sonaban las Spice Girls y los éxitos del britpop. Y también estuvo lo de la Eurocopa.

La exaltación del orgullo nacional era tal que hasta Ben & Jerry's usaba eslóganes patrióticos para promocionar sabores de su marca. Vamos al presente y, unos meses después de que saliera el Leave en los resultados electorales del Brexit, esa misma compañía imponía como condición encarecer su producto en los supermercados bajo amenazas de que, en caso de incumplimiento, dejarían de comercializar sus productos en el país.

No es sólo la marca israelí de helados, todos los actores internacionales y también muchos propios ven con pesimismo la nueva deriva racista de un país que casi parecía haber olvidado esa característica propia que tiene como origen los desmanes imperialistas de siglos atrás.

La libra prácticamente a precio de euro y el desempleo, especialmente juvenil, a unos niveles que habrían hecho sonreír a la Dama de Hierro. Todo esto podría obviarse, pero la situación no es para bromas: la violencia contra la inmigración también está en máximos de las últimas décadas. Está por ver cómo va a manejar la película de Boyle la identidad escocesa de sus personajes ahora que este territorio parece menos inglés que nunca. Pero eh, al menos algo queda: los jóvenes británicos de hoy conservan la potencia creadora musical, ahora en forma de grime.

El inmovilismo cinematográfico

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Si en 1996 Danny Boyle filmó la película provocadora y efectista que el público criado ya en la estética visual del videoclip reclamaba para sí, es porque ese hueco no se había terminado de llenar. Especialmente para la juventud británica, cuya producción fílmica estaba dominada por el cine social de Peter Cattaneo o Ken Loach (las comedias mafiosas de Guy Ritchie vendrían un poco después).

Volvemos al 2016 y Ken Loach, a sus ochenta años, no sólo sigue produciendo películas de denuncia queridas por la izquierda paternalista, sino que son premiadas por todo lo alto en el prestigioso Festival de Cannes. Boyle tampoco puede quejarse. Su carrera, que dio el salto internacional, le ha convertido en uno de los cineastas más importantes (con su Oscar, nada menos). Pero curiosamente ahora, al involucrarse en este proyecto, también está demostrando ser parte del tic inmovilista del cine contemporáneo.

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Mientras Trainspotting fue una pequeña gema indie que logró llevarse el cariño de toda una generación, ahora Trainspotting 2 podría convertirse en un envase de nostalgia al estilo de los cientos de remakes que pueblan las carteleras contemporáneas. Por supuesto que hay excepciones, pero tampoco se puede obviar que en los últimos 30 años el cine se ha ido enrocando más y más en una rigidez creativa que, apoyándose en el valor seguro de marcas ya probadas, condiciona una industria a la que se le echa en falta mayor originalidad y libertad a la hora de fomentar proyectos verdaderamente novedosos.

Renton ya no es un heroinómano, pero sigue siendo Renton y de fondo sigue sonando Underworld, aquello que vivió su momento en la Gran Bretaña de principios de los 90. El país se rindió hace 20 años al fenómeno de Trainspotting. Es difícil no pensar, viendo el tráiler de su secuela, que desde entonces no ha sido capaz de ser sustituido por ninguna otra cosa.

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Se ha estrenado la película más realista jamás filmada. Los que la han visto dicen que no la vamos a soportar

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Billy Lynns Long Halftime Walk Joe Alswyn

Fueron muchos los que quedaron espantados al ver El Hobbit. La nueva trilogía de Peter Jackson posterior a El Señor de los Anillos volvía a abordar el mismo universo mitológico de J.R. R. Tolkien, pero había una diferencia. El cineasta se había arriesgado a dar un paso al frente y cambiar los fotogramas por segundo a los que se grabaría y reproduciría la película. Es decir, de los 24 fps a los que se ven la mayoría de filmes a los 48 fps. Para el público, Jackson había hecho un telefilme muy caro.

Puede que esa decisión asustase a muchas productoras y directores a aventurarse a grabar a una velocidad distinta de eso que siempre hemos considerado y vivido como cine, pero no a Ang Lee, que se ha atrevido a ir mucho más allá de Peter Jackson. Billy Lynn’s Long Halftime Walk se ha estrenado este fin de semana en Estados Unidos, y se ha grabado en 3D, a una resolución de 4K, y a 120 fotogramas por segundo, casi cinco veces más que la velocidad estándar. Y los que ya la han visto dicen que estamos ante una aventura surrealista, muy difícil de tolerar por el ojo humano.

El cine del futuro, el espectáculo alucinado

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“Es una elección extraña para probar esta tecnología y el argumento de dos horas de Lee sobre cómo serán cómo deberán verse las películas en el futuro es fallido". Benjamin Lee para The Guardian.

Mientras unos hablan de una experiencia de inmersión total, otros dicen que no se puede ver. Frente al argumento de haber creado un nuevo universo propio, la crítica defiende de que se trata de la cinemática de un videojuego más larga jamás rodada, como si los personajes en 3D estuvieran pegados en un collage. Los críticos que presenciaron en el Vine Theater de Los Angeles la película con las condiciones de reproducción ideales... han despedazado la película. Iba “demasiado rápido”, todo era “irreal y falso”.

Este tráiler, a 24 fps y 1080p, puede mostrar lo que parece una película normal, pero los que la han visto a 120 fps dicen que es mucho, mucho más extraño que eso:

Algo así como el DOBLE de velocidad de imagen de la que puedes percibir en este video:

Ang Lee, el oscarizado director de Brokeback Mountain y La vida de Pi ha aceptado el encargo de Sony para realizar la primera gran producción alrededor de su nuevo avance tecnológico: la cámara CineAlta F65 4K, un aparato que además de grabar bajo las especificaciones descritas genera 7.5 terabytes de material por día, 40 veces más datos por minuto grabado que en un rodaje habitual. No iba a valer cualquier ordenador. No todos los monitores de sala (por los que el director puede comprobar en tiempo real lo que está grabando) podrían volcar la información en directo.

“La inventiva artística de Ang Lee es incuestionable, pero este experimento con la hiperclaridad visual se siente artificiosa cuando lo que la imagen de este tipo pide que sea natural, orgánica, especialmente en los primeros planos y planos detalle”. Peter Travers, para Rolling Stone.

Ya en las primeras pruebas de grabación (por cierto, el equipo sólo tuvo dos semanas para adaptarse a la tecnología antes de empezar a filmar) se comprobó que iba a ser un enorme cambio en la forma de producir y pensar la imagen, así que Lee, en vez de crear la superproducción abarrotada de efectos por ordenador que pedían los inversores, dijo que habría que rodar algo más modesto, más documental, por así decirlo. En vez de hacer "el nuevo Avatar", Lee ha dirigido el drama de un soldado que al volver de la guerra sufre los efectos del estrés postraumático.

Ang Lee Billy Lynns Long Halftime Walk

Y nada más empezar el rodaje saltaron mil y un contratiempos. De pronto, una pared del decorado tenía una textura extraña, hiperprecisa, y se veía completamente inverosímil en pantalla. Los actores no sabían trasmitir sentimientos sin que pareciese que habían cultivado su forma de actuar en el mundo de las telenovelas.

Ang Lee y sus compañeros técnicos Tim Squyres, John Toll, Ben Gervais y Scot Barbour han hablado de total revolución del medio: todo lo que se ha aprendido en un siglo de vida del medio sobre iluminación, diseño de producción, puesta en escena e incluso actuación tendría que readaptarse para no caer en la completa aversión de lo que estamos viendo. Es un salto estético para el ojo humano tan grande como el que supuso dejar de ver cine en blanco y negro y apreciar el color.

100 años para aprender que, en pantalla una vaca parece un caballo (y dos semanas para desaprenderlo todo)

Y eso ha causado mil retos a lo largo del rodaje. Un ejemplo: para grabar con la nueva cámara a unos niveles de luz equivalentes a los del cine normal, han tenido que aplicar cinco veces más potencia. Esto son, aproximadamente (varía según el espacio cinematográfico), 10.000 vatios para una escena de exterior. Problemas dentro de otros problemas: cuando intentan aplicar esta "regla del cinco" en interiores, la luz hace que quede antinatural. Las habitaciones de 30 metros debían ser físicamente de 60 para que la iluminación se difuminase de forma corriente.

Billy Lynns Long Halftime Walk

Los intérpretes también han tenido que pasar también por una readaptación completa. Declaraciones de Squyres acerca del rodaje:

En la versión en 3D, al ser tan… real, los planos de reacción son mucho más importantes. Cortas mucho menos de un actor a otro durante una conversación. Cuando una interpretación es buena te das cuenta de que, gracias a la cantidad de información que llega a nuestro cerebro, es conveniente alargar el plano un segundo o algo más. Por el contrario, si un actor de reparto queda demasiado falso en un plano, te ves obligado a cortar cuanto antes. Eso obligó a Lee a rodar un poco más de cobertura de lo habitual en él y a cambiar la puesta en escena. La borrosidad es muy inferior cuando combinas 4K, 3D y 120 fps por lo que se puede modificar escena por escena.

¿La solución por la que han optado? Como apuntan ahí, a repensar el montaje y el guión en tiempo real. Al parecer, su improvisación no ha ido del todo bien.

"El uso de la tecnología es un error mayúsculo que provoca la distancia emocional frente a este drama bienintencionado, en lugar de cautivar al espectador" Rodrigo Perez, de The Playlist.

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La crítica ha sido en general más benevolente con el proyecto de Lee de lo que lo fue con El Hobbit. Pero, para la mayoría, sigue siendo una producción lejana del canon cinematográfico. Billy Lynn’s Long Halftime Walk no es exactamente una película, es otra cosa extraña. Las dos grandes secuencias de acción de la cinta son espléndidas, más estimulantes de lo que ningún blockbuster ha podido dar este año, pero el resto del tiempo ha sido como ver un gran accidente. La antinaturalidad de las actuaciones se combinaba en sus retinas con la novedad hiperveloz de la cámara demiúrgica. Dolores de cabeza a la salida del cine.

Billy Lynns Long Halftime Walk Official Trailer

Como algunos espectadores han criticado, hay demasiada información entrando por tus ojos, y es como si se moviese más rápido que la misma realidad. Los parpadeos se hacen eternos, la tensión de los músculos son un personaje más. Lee tuvo que solicitar armas reales para grabar las escenas de combate: las pistolas que se usan habitualmente en cine no repercuten hacia atrás, pero lo que no apreciamos en las películas normales, aquí es como si estuviese en primerísima plana.

Billy Lynn, el accidente visual que no llegará a la mayoría de cines

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Si después de leer todo esto te han entrado ganas de ver por ti mismo la nueva experiencia cinematográfica, lo que podría ser el cine del futuro, tengo una mala noticia: lo vas a tener un poco complicado. Sólo seis salas en todo el mundo tienen a día de hoy la tecnología de exhibición que reclama Billy Lynn, dos de ellas están en Estados Unidos. Así que si resides o puedes viajar a Nueva York, Los Ángeles, Taipei, Beijing o Shanghai estás de enhorabuena.

Para los demás, y pensando en el estreno, la mayoría consumiremos esta obra concebida con todas estas particularidades en sala con una copia en 2D y 24 fps (a España llegará para el 27 de enero) que desde luego no beneficiará a la narrativa, modificada para encajar en aquellos 120fps. La edición en Bluray podrá soportar 60 fps, lo que parece una forma de ponernos la miel en los labios antes de catar los 120 fps, tecnología de visionado que, eso sí, Sony ya está desarrollando.

Pero Lee y su equipo están contentos con el resultado, sabían que su proyecto no iba a ser fácil, pero es la misión de los pioneros. Otros vendrán detrás, habiendo aprendido de los errores de Billy Lynn, superando cada vez mejor sus barreras técnicas. Como dijo Lee, es sólo cuestión de tiempo que el cine se adapte a estos nuevos estándares:

“Para mí, hay un fuerte componente cultural que determina que el público asocie el cine con la cadencia de 24 fps. Pero también hubo un tiempo en que se asociaba a 16 o 18 fps. Creo que en algún momento los 120 fps se convertirán en el nuevo 24 fps. Es el paso lógico, tu mente es capaz de ver más cosas y entonces demanda más cosas. De lo que estoy seguro es de que siempre estaremos contando historias. Lo que cambia es cómo contarlas".

Estos genios recrean junto a sus gatos míticas escenas de películas y el resultado es maravilloso

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Movie Cats

Dicen que en internet hay más gatos que porno, así que si alguien busca saltar a la fama subiendo fotografías de su gato, puede tener éxito o encontraste ante un mercado muy, muy competido. Sin embargo, existe gente con el suficiente ingenio y creatividad que es capaz de reventar las redes sociales de un día para otro y sin previo aviso.

Esto es lo que acaba de suceder con Dave y Sarah, una pareja británica amante del cine y los felinos, quienes un día decidieron combinar estas dos pasiones por medio de la fotografía, el montaje y la creatividad, esto a través de imágenes que rinden homenaje a escenas legendarias del cine, pero ahora protagonizadas por sus gatos.

'Movie Cats'

Todo comenzó cuando Dave y Sarah condujeron un concurso en un pub de su ciudad, donde los asistentes tenían que adivinar a qué película o serie del televisión pertenecía una escena, algo que disfrutaron mucho por un par de semanas y que decidieron retomar pero ahora a través de las redes sociales, concretamente en Instagram.

Es así como nació el perfil de 'Movie Cats', donde ambos se apoyan en sus gatos Willow y Tara para recrear famosas escenas del cine y así pedir a sus seguidores que adivinen de qué película se trata. Una dinámica que con sólo cinco fotos han logrado atraer a más de 10.000 seguidores, un éxito que ni la pareja esperaba en tan poco tiempo.

Ahora Dave y Sarah tienen un compromiso con toda esa base de seguidores, por lo que han prometido que cada domingo subirán una nueva foto para que la dinámica se mantenga y la comunidad amante de los gatos y el cine crezca.

E.T. The Extra-Terrestrial

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Alien

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American Beauty

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Ghost

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The Shining

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¿Por qué la cultura nerd cree que tiene el derecho a decidir cómo tienen que ser sus películas favoritas?

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Ghostbusters Reboot Cast

Ayer saltaron dos bombas consecutivas en el mundo de las redes sociales y ya no se sabe cuál ha generado un mayor impacto. Tal vez ya conozcas la historia: hay mucha gente que no está nada contenta con el remake de Cazafantasmas (lo han estado incluso antes de haber visto la película), y movidos por ese sentimiento de rechazo, algunos de ellos han acabado estallando en Twitter, interpelando a algunos de los responsables de la película, como a su director y, sí, también a sus mujeres protagonistas.

De ahí, de esa presión social, que ayer Leslie Jones decidiera dejar la red social de microblogging. La actriz afroamericana recibió infinidad de insultos y ataques, pero su comportamiento no fue el habitual de entre la mayoría de estrellas. En vez de seguir la consigna de “no alimentar a los trolls” o de bloquear las cuentas perniciosas, hizo públicas y visibles las ofensas. “Negra de labios grandes”, le dijeron; “tu semejanza con un simio es asombrosa” también, mientras ella lo difundía en su cuenta y anunciaba que omitir esos comentarios sería caer en su propio juego.

La otra gran noticia es que el gesto de denuncia de Jones no ha caído en saco roto, como ocurre en la mayoría de linchamientos en la red. Milo Yiannopoulos es una de las grandes rockstars del trolleo digital, una cuenta conservadora, reacia a las comunidades visibilizadoras de la discriminación y estandarte de todos los enemigos declarados de la corrección política. Él ha sido uno de los que más ha arengado el insulto contra Jones, escudando su campaña de odio en el derecho a la libertad de expresión.

Ayer Twitter bloqueó de forma permanente la cuenta de Yiannopoulos haciendo así que una persona que probablemente haya sido reportada miles de veces quedara definitivamente excluida de la red social.

Quita tus sucias políticas de mi película

Los que hayan seguido de cerca desde hace tiempo la actualidad de la cultura popular saben que esta reacción no es exactamente nueva. Estos malos momentos parecen basarse en la confrontación de dos elementos: las comunidades de fans y el vasto universo de las redes sociales.

John Boyega Star Wars Episode 7

También con la nueva película de Star Wars hubo gente molestada por la presencia Daisy Ridley o John Boyega como personajes principales de la aventura cinematográfica. O más exactamente, por la corrección política y comercial a la que Disney se rindió, según su visión, por incluirles en el reparto.

Noticias similares han salido hace un par de días al conocer el protagonismo femenino que se ha planteado para la nueva edición de la saga galáctica. Y en el mundo del comic también se han dado casos similares, como el cambio de protagonistas de varios de los personajes de Marvel, como Iron Man (que ahora será una mujer negra), Capitán América (tanto para el caso en el que iba a ser negro como en la historieta en la que iba a ser nazi) o, bueno, Thora.

Pero varios medios lo denuncian así: el de Ghostbusters ha sido el ejemplo más virulento de entre los casos recientes de crítica de los fans.

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El tráiler de la película dirigida por Paul Feig se ganó el honroso título de convertirse en el tráiler más hateado de toda la historia de youtube. Cifras sobre la valoración de la película segmentadas por género apuntan a que hay una brecha de opinión entre hombres y mujeres muy pronunciada. Y, de hecho, mucha gente estaba votando en webs de crítica de cine a favor o en contra de la película antes de que se hubiese estrenado comercialmente. Es decir, valorándola sin haberla visto.

¿Ha cambiado la cultura nerd?

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Entonces, ¿hay un problema nuevo dentro de las comunidades de fans de diferentes productos culturales? Sobre esta idea han escrito varios medios web como The Guardian a raíz del caso de Leslie Jones; Birthmoviesdeath al conocerse la amenaza de muerte de un tuitero al ejecutivo de Marvel Tom Breevort; o AV Club sobre el hashtag #GiveElsaAGirldfriend, por el que fans de la película presionaban por que la protagonista de Frozen tuviese novia en su próxima segunda parte.

Esas son algunas voces desde los medios mayoritarios, pero también han hablado de este problema desde redes como tumblr, donde son los propios integrantes del fandom los que dan su visión, su derecho a entrometerse en lo que sienten es suyo o también a apropiarse de esas ficciones para ampliarlas con su mano en sus comunidades.

Odiar a las Cazafantasmas: una señal más del miedo al Otro

Hemos querido consultar a gente con más autoridad y conocimientos sobre la cultura pop sobre si son o no novedosas estas corrientes de quejas y denuncias por parte de los espectadores sobre las decisiones de los estudios a la hora de realizar nuevas películas de una franquicia. Pedro Vallín, periodista cultural en La Vanguardia con décadas de trabajo en el periodismo de este ámbito a sus espaldas. Para él, el problema es mucho más profundo de lo que parece, y nos lo cuenta así:

En realidad, y aunque muchas estrellas han conocido acosos (llegando a los extremos del asesinato de John Lennon, o el del dibujante japonés Masashi Kishimoto, por mencionar dos ejemplos), las redes sociales introducen la posibilidad del ciberacoso anónimo. En el cine de gran consumo, siempre han sido más comunes las devociones que los odios. Hasta la aparición de las redes sociales, era muy raro (aunque ha ocurrido) que a una estrella de cine le llegaran las misivas de odio de los espectadores, salvo el caso de individuos trastornados. Hoy, a través de Twitter es relativamente sencillo perder el tiempo haciendo pública una opinión negativa que, en realidad, nadie te ha pedido y a nadie le importa.

En todo caso, la forma más sana de relacionarse con las redes sociales cuando uno es un personaje público es hacer oídos sordos a las críticas destructivas o los insultos y, eso sí, poner en conocimiento de las autoridades las amenazas que se reciban.

En cuanto al asunto del género o la raza, supongo que se han vivido momentos más intensos que otros en los debates sobre identidad sexual o segregación racial, pero es cierto que Occidente está viviendo hoy un súbito renacimiento, bastante bochornoso, de las ideologías de la discriminación.

El auge de Le Pen en Francia, Trump en Estados Unidos, el mismo componente xenófobo del Brexit, la vergonzosa ley de acogida danesa, la propuesta de construir muros en los países del Europa del Este para impedir el paso de los refugiados, el resurgimiento de movimientos neonazis en Alemania, o el escandaloso genocidio por omisión que la Unión Europea está cometiendo en el mar Egeo, son indicios de un regreso a discursos políticos reaccionarios de sustancia inquietantemente similar a los que vimos en la Europa de entreguerras. En este sentido, la red y los espectadores de cine son sólo una fracción de un problema de dimensiones mucho mayores.

Es decir, que estas actitudes sí son diferentes a las de tiempos pretéritos. Que los fans ya no son la gente que mayoritariamente mostraba cariño por las sagas, o que al menos las redes sociales han contaminado el clima.

'Fear of Falling': el gran corto mexicano que rinde homenaje a 'The Sandman'

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The Sandman Fear Of Falling

Sin duda una de las novelas gráficas definitivas es 'The Sandman', una fascinante historia que catapultó la carrera de Neil Gaiman gracias al planteamiento, la originalidad y la forma tan elegante de contar una historia basada en elementos fantásticos mezclados con mitología clásica y contemporánea, que hicieron de 'The Sandman' todo un ícono de la cultura popular.

Este éxito provocó que desde hace varios años se planteara la posibilidad de hacer una serie de televisión, sin embargo hasta el momento no se ha podido concretar nada, además de que también ha habido rumores de una posible adaptación a cine. Mientras eso sucede hoy veremos un fascinante corto creado en México que se basa en parte del universo creado por el gran Neil Gaiman.

Los miedos están en los sueños

'The Sandman' se publicó de 1988 a 1996, tiempo suficiente para crear una base de seguidores quienes mes con mes se enganchaban a sus maravillosas historias, y que al día de hoy sigue siendo relevante y una referencia obligada en el mundo de los cómics.

Alejandro Ayala Alberola, joven cineasta de 28 años, es el responsable de este cortometraje que da vida a 'Dream', el personaje principal en 'The Sandman', quien a pesar de no haber estudiado una carreta de cine, su pasión y por este mundo lo ha llevado desde los 17 años a trabajar en cortos y como asistente de efectos especiales en series y películas. Su pasión por el género fantástico lo llevó a gastarse todos sus ahorros en viajar a Nueva Zelanda cuando Guillermo del Toro era el director de 'The Hobbit', proyecto que en ese entonces terminó siendo cancelado.

Este corto bautizado como 'Fear of Falling' fue filmando en sólo tres días con un presupuesto aproximando de 25.000 pesos (1.360 dólares), pero la post-producción requirió casi un año. El corto finalmente fue lanzado este 2016 y para sorpresa de todos recibió la aprobación del mismísimo Neil Gaiman, quien lo recibió vía Twitter y lo compartió.

Algunos de los cortos de Alejandro han participado en festivales de cine como el Festival Internacional de Cine de Morelia y el International Horror and Sci Fi Film Festival. Si desean conocer más de su trabajo se pueden dar una vuelta por su canal en Vimeo.

En Magnet | ‘The Laughing Man’: El oscuro corto que nos presenta a un Joker aterrador y psicópata

Cuando Disney perdió el oremus: los estrafalarios años 80

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Esta semana llega a nuestras pantallas 'Peter y el dragón', una película Disney de 1977 que reformula una producción previa de la casa que seguro que los treintañeros largos recordarán sin problemas: fue programada de forma inmisericorde en televisión durante años, y uno de los grandes éxitos de Disney en VHS en los ochenta. Cuando la casa del ratón era mucho, mucho más rácana con sus lanzamientos de animación.

'Pedro y el dragón Elliot', la película original, pertenece a una época de transición de la compañía. Era una Disney que iba a tener que replantearse muchas cosas porque el cine juvenil de los años 80 iba a cambiarlo todo, al menos en su terreno, el cine "familiar".

Un dragon dipsómano, una película ingenuamente extraña

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En la época de 'Pedro y el dragón Elliot', los grandes largometrajes familiares de los cincuenta y sesenta protagonizados por estrellas juveniles de la casa, como Hayley Mills o Kurt Russell, habían cumplido su ciclo, y Disney buscaba nuevas vías de éxito.

Con Pedro y el Dragón Elliot lo logró gracias a la técnica de mezclar imagen real y animación que llevaba practicando desde hacía décadas, con hitos previos como 'Los tres caballeros' o 'Canción del sur'. El resultado, pese a las canciones, su tono infantil y su animación hiperclásica a cargo del gran Don Bluth (quizás lo recordéis por el videojuego Dragon’s Lair), es extraño: cuenta la historia de amistad entre un joven huérfano y un dragón hiperactivo verde, de dibujos animados y que se hace invisible a voluntad. Una película con el encanto y la ingenuidad habituales en la casa.

Pero a la hora de afrontar el remake, David Lowery no ha tenido más remedio que aplicarle el Tratamiento Christopher Nolan y hacerlo digerible para las audiencias actuales: el Huérfano es también un Niño Salvaje. Y el entrañable dragón original, que parecía el delirio de un dipsómano con empacho de absenta, suaviza el tono verde de su piel y se transforma en una realista bestia CGI. El resultado, dicen las críticas, es muy estimable, pero está claro que también es menos extravagante que el original.

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Pedro y el Dragón Elliot procede de una época en la que el cine infantil y juvenil estaba a punto de convertirse en algo nunca visto con anterioridad. Se estaba viviendo, gracias a la irrupción de una cultura juvenil mucho más agresiva que la vivida en los sesenta, una reformulación de los gustos de los espectadores más jóvenes, y estábamos a unos pocos años de la revolución que supondrían las producciones Amblin, Gremlins en cabeza.

Disney también se enfrentaba a una época tumultuosa en su organización: muertos los hermanos Walt y Roy Disney, gerifaltes tradicionales de la casa, la productora iba sin rumbo claro. A principios de década aún estrenaría películas familiares “clásicas” como 'La bruja novata' o 'Mi amigo el fantasma', pero aquello iba a cambiar.

En honor al lado más estrafalario de Disney, aquel que reinó (y puso en peligro financiero) a la compañía durante buena parte de los setenta y ochenta, hemos seleccionado unas cuantas películas Disney clásicas, pero raras. Incluso más que Pedro y el dragón Elliot. Producciones Disney, al fin y al cabo, pero extravagantes y únicas. Estas son las producciones más extrañas de Disney directamente desde la época más extraña de Disney.

Sí, Disney siempre fue algo "rara"

Seamos sensatos (más sensatos que Disney, al menos): este artículo no defiende la improbable tesis de que alguien echara una sustancia psicoactiva en los depósitos de agua de la productora y todos los ejecutivos perdieran simultáneamente el oremus. Consagrada a las producciones infantiles y juveniles desde su misma fundación, es normal que las películas de la casa hayan respirado siempre cierta afición por el disparate y la guasa demencial. Y eso aún antes de ese melt-down estético y conceptual que fueron los setenta y los ochenta, y que vamos a revisar.

Y como prueba traemos algunos casos que demuestran que Disney siempre ha sido un referente en lo que a extravagancia conceptual y visual se refiere. Por ejemplo, está 'The Story of Menstruation', un extraño corto de 1946 financiado después de la II Guerra Mundial, en un momento de zozobra económica para el estudio, lo que les llevó a aceptar encargos como este: en realidad es publicidad de productos de higiene femenina de la marca International Cello-Cotton, que aprovechó para distribuir muestras en los colegios cuando la pequeña pieza animada se distribuyó con intenciones educativas.

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O 'Los tres caballeros', solo un año anterior y continuación de 'Saludos Amigos', de 1942, pero donde el algo convencional tono documentaloide sobre el Cono Sur de aquel se convierte aquí en una chifladura estética que a menudo roza la abstracción y que posiblemente está influido por el frenético ritmo de los entonces cada vez más boyantes dibujos animados de Bugs Bunny, el Correcaminos y compañía. Eso por no hablar de la abundante carga erótica de la película, que convierte a Donald en un sátiro de libido descontrolada.

Mencionemos, para finalizar este punteo por las películas que pudieron sentar ciertos precedentes para lo que estaba por venir un largometraje semiolvidado (y obviemos la mucha y muy abundante experimentación en materia animada que Disney introdujo ya desde sus primeros cortos, y que dio pie a extravagancias en sus clásicos de siempre como la secuencia de la borrachera de Dumbo, la adaptación de lo inadaptable en Alicia en el País de las Maravillas o, directamente, Fantasía de cabo a rabo).

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El largo del que hablamos es 'Los conflictos de papá', protagonizado en 1962 por el habitual de la casa Fred MacMurray. En ella, una familia típicamente americana hace su primer viaje transoceánico hasta París. Y allí se encuentran demenciales crisis de pareja, gigolós, comportamientos poco civilizados, incursiones en las alcantarillas y la llegada de la pubertad a las bravas. La película funcionó estupendamente en taquilla en su día, pero su incorrección política, especialmente en lo que se refiere a la guerra de los sexos, la ha convertido en una rareza.

Los setenta: la oscuridad se cierne sobre Disney

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La montaña embrujada (1975)

La montaña embrujada (1975): Una de las primeras películas Disney con temática abiertamente paranormal / terrorífica. De hecho, a veces parece una versión macabra de un tema muy querido por la Disney más luminosa de un par de décadas antes: el teenager que obtiene poderes, y cuyo principal éxito fue 'Mi cerebro es electrónico' con Kurt Russel y, cómo no, 'Mary Poppins' y 'La bruja novata', en las que se trasteaba con el lado más pop de la magia negra.

Aquí lo que tenemos es una niña telépata y su hermano telequinético, que en realidad son alienígenas. Un millonario que quiere experimentar con sus vísceras y una huída hacia adelante para encontrarse con sus padres redondean una atmósfera seria, macabra y ominosa. El resultado se anticipa a producciones de Spielberg como 'ET, el extraterrestre' o 'Encuentros en la tercera fase' pero en esa clave contemplativa, atmosférica y extremadamente seria típica de los setenta.

No es raro que saliera así: tras las cámaras está John Hough, responsable de un clasicazo del género como 'La leyenda de la mansión del infierno', un disparate menor de la Hammer como 'Drácula y las mellizas', una insensatez ochentera como 'El íncubo' y una reivindicable película de paletos tronados contra excursionistas como 'Escóndete y tiembla'. Entre eso y que en el reparto hay dos nombres propios del cine de género como Ray Milland ('El hombre con rayos X en los ojos') y Donald Pleasance ('Halloween'), no es de extrañar que la cosa quedara con un punto macabro.

Los hermanos volvieron en 1978 en 'Los pequeños extraterrestres', banal título español para Return from the Witch Mountain, donde no solo repetía Hough a la dirección, sino que los malvados secuestradores eran en esta ocasión nada menos que Christopher Lee y Bette Davis, con lo que el escalofrío estaba garantizado. La película original disfrutó también de un inane pseudoremake protagonizado por La Roca, 'La montaña embrujada', ya orientado definitivamente a la acción y con sus componentes macabros extirpados pero que, eso sí, se convirtió en una auténtica mina de memes.

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El abismo negro (1978): La Disney de finales de los setenta estaba tan zumbada que cuando llegó el momento de hacer su propia versión de la película que marcaría la estética y las taquillas del cine comercial de la primera mitad de los ochenta, 'Star Wars', le salió esto.

Una película de ciencia-ficción que en realidad es la versión Disney de '2001: Una odisea en el espacio', con su poquito de metáforas metafísicas, su cuestionamiento del papel del ser humano en el cosmos y su contemplación de la inmensidad del espacio profundo, todo ello camuflado de versión muy, muy ad-hoc de 20.000 leguas de viaje submarino de Julio Verne.

Resultado: una catástrofe crítica que, sin embargo, rentó mínimamente en taquilla a Disney, posiblemente debido a que siguió el ejemplo de George Lucas y plagó las tiendas de merchandising derivado: muñecos, comics, libros…

El abismo negro ha acabado pasando a la posteridad, junto a Tron, como símbolo de una búsqueda algo chalada de público adulto por parte de Disney (fue la primera película de la historia en recibir la calificación PG, menores acompañados). A Tron no la hemos traído hasta aquí porque el paso del tiempo y sus visionarios efectos y conceptos han acabado dándole un lugar privilegiado dentro de la cultura pop; El abismo negro no ha tenido esa suerte.

Vista hoy, no solo es aún más soporífera e inefectiva que en su día, sino que no para de recibir dudosos galardones, como el que le adjudicó Neil deGrasse Tyson en 2014, que la calificó no solo como “la película científicamente más inexacta de todos los tiempos”, sino como una que, si hubiera sido científicamente más rigurosa habría sido también mucho más interesante.

Los ochenta: diablos, dragones y calderos

Los ojos del bosque

Los ojos del bosque (1980): Cuando el trailer de una película Disney acaba con el aviso “Esto no es un cuento de hadas”, sabes que puedes prepararte para algo distinto. De hecho, posiblemente sea la película de género más abiertamente terrorífico de Disney y, sin duda, la más inquietante junto a 'El carnaval de las tinieblas'. Y para que no cupiera duda de sus intenciones, el director volvió a ser el siniestro John Hough.

El resultado no es, desde luego, tan descarnado como lo que el cine de terror genuinamente adulto, atravesando una de sus etapas más salvajes, estaba escupiendo a los espectadores de todo el mundo por aquel entonces, pero sí que proporciona más de un momento de inesperados escalofrío con una historia de casas encantadas, bosques ominosos y fantasmas del pasado, todo ello aderezado por una Bette Davis ciertamente inquietante.

El resultado obligó a Disney a advertir en los carteles de la película que no dieran crédito a la hasta entonces fiable fama de la productora: más de un niño podía salir espantado de la sala. Aquí fue donde la compañía empezó a plantearse la necesidad de desdoblarse en un subsello complementario y orientado a un cine más adulto.

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El dragón del lago de fuego (1981): Junto a 'Taron y el caldero mágico' conforma la dupla de fantasía heroica oscura de la Disney de los ochenta, una a la que chicos y mayores se acercaron esperando un nuevo Robin Hood y se toparon con lo que parecían mazmorras del Dungeons & Dragons diseñadas por un psicópata.

Como en la citada película de animación, tenemos una historia en apariencia canónica: un aprendiz de brujo tiene que enfrentarse a un dragón que puede presumir del mejor nombre de la ya de por sí nutrida histoia de los dragones con nombres chulos: Vermithrax Pejorative. Una aventura para todos los públicos, ¿no?

Nah: escenarios oscurísimos y aterradores, una historia tenebrosa (el rey envía a Vermithrax Pejorative -en serio, se te llena la boca- dos vírgenes anuales para aplacar su furia) y un hito insospechado: la primera escena de desnudos en una película Disney.

Pero El dragón del lago de fuego, espeluznante como es, también supuso un hito técnico: los efectos especiales de Phil Tippett (Star Wars, Indiana Jones y el templo maldito, Robocop) fueron nominados al Oscar gracias a la invención del Go-motion, un sistema de animación inspirado en el clásico stop-motion -fotograma a fotograma- pero que suaviza los movimientos de la criatura, dándole un aterrador realismo.

El resultado es, quizás, el mejor dragón de la historia del cine, uno que podría enseñarle cuatro cosas al mismísimo Smaug. No lo decimos solo nosotros: Guillermo del Toro o George R.R. Martin, que coincidiremos en que saben un par de cosas sobre dragones, son de la misma opinión.

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El diablo y Max Devlin (1981): La diferencia entre la Disney de los setenta y la de los ochenta es que seguían intentando introducir material maduro que atrajera a adolescentes (la nueva clase con auténtico poder adquisitivo) a las salas, pero ya no tenían que disfrazar las producciones de películas infantiles y podían apelar a los gustos de los adultos.

Es lo que diferencia a una película tan asfixiante como 'El abismo negro', que en el fondo es una adaptación de Julio Verne, de 'El diablo y Max Devlin', donde los protagonistas son Elliot Gould -icono contracultural de los setenta gracias a sus colaboraciones con Robert Altman- y nada menos que Bill Cosby haciendo de demonio, antes de su fase de icono familiar y mucho antes de su fase de demonio en la vida real.

El resultado ha pasado a la historia por ser la primera película Disney en la que se usa el insulto “son of a bitch” y por la campaña de prensa negativa más severa jamás vivida por una película de la compañía hasta entonces. Lo cierto es que Max Devlin, que muere al principio de la película y firma un faustiano pacto con el diablo para librarse de la condenación, es un protagonista inusualmente inmoral para Disney, ya que se salvará de la condenación si convence a tres inocentes para que le sustituyan en el infierno por voluntad propia, entre ellos un niño.

Por supuesto, el sujeto se redimirá, pero hasta entonces, oleadas de humor misántropo, un infierno que da auténtico pavor y Bill Cosby pintado de rojo y con un tridente aullándole a la cámara. Consecuencia de todo ello: la creación del sello Touchstone, para que Disney pudiera estrenar películas de contenido algo más adulto. Y vaya si lo hizo.

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El carnaval de las tinieblas (1983): La mejor de las películas de esta etapa insólita de Disney es esta magnífica adaptación de una de las obras capitales del gran Ray Bradbury (Crónicas marcianas, Fahrenheit 451), con guion del propio Bradbury y dirección de otro peso pesado, Jack Clayton. Clayton dirigió en los sesenta Suspense, extraordinaria adaptación de una de las mejores historias de fantasmas de la historia de la literatura, Otra vuelta de tuerca de Henry James.

Un auténtico pedigree terrorífico que se traduce en una de las mejores películas de miedo para todos los públicos que se han rodado gracias a su soberbia exploración de los miedos infantiles. En ella vemos cómo una inquietante feria (que no satisfecha con llegar llena de payasos, tiene unos cuantos payasos enanos), dirigida por el siniestro Mr Dark (Jonathan Pryce), llega a un pequeño pueblo prometiendo ser capaz de saciar los deseos ocultos de todos los habitantes del lugar.

Si te suena a 'La tienda' de Stephen King es porque, sí, el tocho de King es una adaptación poco disimulada de la novela de Bradbury. Sin embargo, la novela y el guion de Bradbury acaban yendo por otros derroteros (que, magia, recuerdan a ratos a otra novela de Stephen King, It) cuando los niños son descubiertos y Mr. Dark, que es -como era de esperar- el mismísimo Señor de las Tinieblas, manda toda su cacharrería feriante a que acaben con esos entrometridos.

Con una ambientación deliciosa, tétrica y a medio camino entre el surrealismo costumbrista y la nostalgia con doble fondo, El carnaval de las tinieblas es una de las auténticas joyas perdidas de Disney. Su previsible fracaso comercial la condenó al ostracismo, pero no debería resultarte raro encontrarte guiños a su perversa imaginería diabólica en series y películas actuales: al fin y al cabo, toda una generación de niños de los ochenta quedó traumatizada con ella esperando una aventura juvenil más.

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Oz, un mundo fantástico (1985): Otra que nadie se vio venir dados los precedentes, como El abismo negro: una secuela de El mago de Oz que parece desarrollarse en un páramo post-atómico y donde los seres que se va encontrando Dorothy en su nuevo periplo son seres violentos, de pasado turbio y de diseños esquinados y agresivos. Ya la primera va directa a la frente: Dorothy es insomne.

Enhorabuena, Disney: perviertes la base de una película famosa por reivindica el poder escapista de los mundos oníricos desde su misma esencia, haciendo que Dorothy tenga problemas de sueño por los que tiene que ser tratada con electroshocks. Posiblemente por eso la actriz protagonista, Fairuza Balk (que gozaría de un brevísimo periodo de fama en los noventa gracias a su papel como villana de la chispeante Jóvenes y brujas) es una de las niñas con un físico más peculiar de la larga historia de los actores infantiles de Disney. Si la película se hubiera llamado Miércoles Addams en Oz habría sido más afín a lo que ofrece finalmente.

Lo que no quiere decir que la película sea un desastre artístico, ni mucho menos: su insistencia en los detalles terroríficos y morbosos da pie a auténticos logros de la imaginería macabra, como los wheelers, unos androides motorizados pseudocirquenses que dan tan mal rollo como los monos alados con fez de la película original.

Paradójicamente, la película es mucho más fiel a los libros de Frank L. Baum originales sobre Oz, donde Dorothy está muy lejos de ser el repollo en estado de continuo éxtasis de la película clásica, y a veces parece una criatura más de la inquietante fauna del amenazador mundo de fantasía.

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Taron y el caldero mágico (1985): No hay apenas cine de animación en esta lista porque mientras que Disney parecía empeñada en forzar los límites de su imagen y su fama con sus películas en imagen real, llevaba un tiempo sin levantar cabeza en el departamento de animación que le había dado la gloria. Tarón y el caldero mágico llega casi veinte años después de la última obra maestra de la casa, El libro de la selva y tras unas cuantas producciones entrañables pero decididamente menores (Los aristogatos, Robin Hood, la interesantísima Los rescatadores, Tod y Toby).

En los ochenta, y antes de la revolución con la que cerraría la década (La Sirenita en 1989), Disney rodó un par de películas muy interesantes: una es la deliciosa Basil, el ratón superdetective; otra, solo un año antes, ésta, que supuso algunos hitos para la casa. El primero, más convencional: es la película de dibujos animados número 25 de Disney; el segundo, ejemplo perfecto de lo que significó el film en su día, es que es la primera película de Disney en recibir la calificación PG (menores acompañados).

Taron y el caldero mágico refleja el cambio de gustos de la chavalería de los ochenta, esquinados hacia fantasías de poder como El señor de los anillos o los boyantes juegos de rol de Dragones y mazmorras. También refleja cómo la animación y el comic underground que había estallado unos años antes había acabado por calar en una productora aparentemente aislada de semejantes influencias.

El resultado es una película oscura y violenta, en ciertos puntos realmente aterradora, y que aunque cuenta la típica historia de un chaval que se convierte en héroe a la fuerza al enfrentarse a un señor oscuro para rescatar a su cerdo favorito, lo hace poniendo el acento en lo macabro y tenebroso.

Curiosamente, el diseño de los personajes es puro Disney clásico, y tiene sus secundarios graciosos y su trasfondo de cuento de hadas, con un diseño general que recuerda a Merlín el encantador y dragones que parecen salidos de La bella durmiente: pero esos fondos abstractos, como de nubes tóxicas, casi post-apocalípticas y generadas por ordenador fueron demasiado para el público de la época.

Taron fue la coletilla final. Los nuevos gerentes de la casa (Michael Eisner, Frank Wells y Jeffrey Katzenberg) se encargarían a partir de 1989 de acabar con esta orientación tenebrosa, y muchas de estas películas pasaron años completamente inéditas en el mercado doméstico. Quizás ahora, con la recuperación de clásicos menores como Pedro y el dragón Elliot, ha llegado el momento de escarbar en busca de otras joyas olvidadas de la casa.

Así han cambiado los posters de Star Wars desde la primera trilogía

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Hace unas horas aparecía el póster oficial de 'Rogue One', la película derivada de la saga 'Star Wars' que se estrenará el próximo 16 de diciembre. Como todo lo que rodea a ese universo, el póster ha causado un impacto enorme en redes sociales gracias a una estética inconfudible que recuerda a esa primera trilogía que inició su andadura hace casi cuatro décadas.

Los póster de 'Star Wars' son de hecho seña de identidad de una saga legendaria también en esto: esos carteles de cine cumplían de forma sobrada el objetivo de cualquiera de estas obras: nos vendían la película. Su impacto ha sido tal que ahora hay toda una subcultura en torno a esos carteles que han sido inspiración del resto de la saga y, por supuesto, del toda la industria del cine. ¿A que apetece darse una vueltecita por la evolución de esos pósteres de cine?

Un cartel "de circo" histórico

Es bastante probable que el nombre de Drew Struzan no os diga nada. No os culpo, porque hasta hace no mucho yo mismo no sabía quien era. Lo que sí conocía era su obra, como cientos de millones de personas en todo el mundo. Struzan no expone en museos. Lo hace en paradas de autobús, en revistas, en el metro, en paneles publicitarias y, desde luego, en los cines.

Starwars Circus

Struzan es de hecho uno de los artistas más reputados de la historia de los pósteres o carteles de cine, y es el responsable de varios de los carteles oficiales de la saga 'Star Wars'. Su carrera ha dado para mucho más, desde luego: ha sido responsable de los carteles de varias de las películas de la saga 'Indiana Jones', 'Regreso al futuro', 'Loca academia de policía', 'Harry Potter' e incluso ha tenido la osadía de ilustrar el antihéroe español por excelencia.

Pero es la saga de 'Star Wars' la que probablemente más se conozca de un artista que tiene documental propio y algún que otro libro recopilatorio de su arte. La historia comenzaría en 1977, cuando este artista pintó junto a Charlie White III el cartel original de 'Star Wars', que es más conocido como 'The Circus Poster' por disposición de unos personajes que hacía que los créditos no cupiesen en el cartel.

Struzan y White tuvieron que idear algo para lograr más espacio, y simularon el efecto de que el póster estaba pegado sobre otros carteles de cine. Eso daba espacio para esos créditos y para meter al pobre Obi-One Kenobi a la izquierda. El cartel se convertiría en el favorito de Lucas durante los años venideros, pero seguramente Sir Alec Guinness no pensara lo mismo.

Aquel no sería no obstante el póster oficial de la película, que fue responsabilidad del artista Tom Jung que también colaboraría en futuras entregas porque queridos lectores, toda película que se precie no tiene uno solo cartel: tiene varios simultáneos con diversos estilos que se aprovechan también para la promoción aunque solo haya un cartel oficial de verdad de la buena. Con Star Wars parece que hay más, desde luego, pero solo hay uno.

La fiebre galáctica también contagia a los artistas, profesionales y amateurs

Aquel primer póster "circo" fue en realidad el estilo D del póster original, pero sirvió para inspirar el resto de carteles de cine de una saga que ganó una repercusión asombrosa.

Forceawakens

En los 80 esa creatividad era ya de por sí enorme, pero la aparición de la segunda trilogía y de esta tercera en la que nos encontramos inmersos ha hecho que artistas profesionales y otros que no lo son -pero probablemente quieren llegar a ello- se esmeren para crear todo tipo de estilos y versiones que siguen la estética tradicional pero que también mezclan estilos y aprovechan diversos elementos clave de las películas como foco de atención.

En los carteles oficiales, no obstante, la norma ha quedado establecida desde hace años, y el cartel de 'Rogue One' es un claro ejemplo de ello: el o la protagonista de la cinta aparece claramente destacado en una estructura "piramidal" en la que se van disponiendo el resto de personajes con mayor o menor espacio según su relevancia para el artista -y posiblemente para el director-.

A partir de aquí es donde las imágenes valen que mis palabras. Atentos al despliegue, porque solo es una pequeña muestra de todo lo que estas películas han logrado inspirar en artistas de todo el mundo. Hay de hecho documentales, sitios web dedicados a este ámbito y libros varios con ilustraciones, pósters y ese arte conceptual que los profesionales de la industria crean de la nada para dar vida escenarios y situaciones que luego cobran vida en los metrajes finales.

'Star Wars: Episode IV - A New Hope'

Starwarspre Cartel promocional que apareció en 1976. Atentos al logo.
Starwars Original Cartel original de 1977 creado por Tom Jung.
Starwars Stylec Póster "estilo C" creado por Tom Chantrell.
Starwars Circus Póster 'Circus', 'Estilo D' creado por Charlie White III y Drew Struzan
Starwars Se El reestreno de 'Star Wars' en 1997 hizo que Drew Struzan creara tres nuevos carteles para la trilogía original. Este fue el correspondiente a 'Star Wars', que aún se resistía a llevar el apellido 'Episode IV - A New Hope' con el que acabó conociéndose también.
Starwars Este cartel creado por Noriyoshi Ohrai se creó para el reestreno de Star Wars en 1982.

'Star Wars: Episode V - The Empire Strikes Back'

Empire Oficial Póster "Estilo A" oficial, creado por Roger Kastel.
Empire Styleb 'Estilo B' creado por Tom Jung.
Starwars V Se Póster de Drew Struzan para el reestreno de la película en 1997.
Imperio La edición española del cartel de 'La guerra de las galaxias: El imperio contraataca' -llamarla ahora así suena raro- también tenía su encanto.

'Star Wars: Episode VI - Return of the Jedi'

Jedi 1 El póster "Estilo A" oficial fue creado por Tim Reamer.
Revenge Of The Jedi Drew Struzan creó uno de los pósteres más icónicos de toda la historia, pero lo hizo con un título que no fue el definitivo. La palabra 'Revenge' acabaría usándose en el Episodio III, y este es uno de esos carteles que es objeto de deseo entre los coneccionistas.
Jedi B El cartel 'Estilo B' es otro de los clásicos de la historia de 'Star Wars'. Fue creado por Kazuhiko Sano, que curiosamente luego acabaría creando las cubiertas de muchos de los libros de Star Trek.
Starwars Vi Se Cartel de Drew Struzan para el reestreno en 1997.
Polaco La versión polaca del póster de 'El retorno del Jedi' creada por Witold Dybowski es también especialmente llamativa.

'Star Wars: Episode I - The Phantom Menace'

Phantom El 'teaser poster' de 'Star Wars: Episode I - The Phantom Menace' fue uno de los más impactatnes de toda la saga.
Phantom Oficial Drew Struzan fue el responsable del póster oficial de 'Star Wars: Episode I - The Phantom Menace'
Phantom Manga Esta fue la reproducción promocional publicada en Japón de la película 'Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma', creada por Kia Asamiya para la empresa Tentomushi Comics.

'Star Wars: Episode II - Attack of the Clones'

Clones1 El póster promocional del 'Episodio II' dejó claro que la historia de amor entre Anakin y Padmé tendría mucho peso específico.
Clones El póster final del Episodio II fue obra de Drew Struzan una vez más.
Imax La versión del póster para el estreno en versión IMAX promocionaba la película de una forma claramente distinta.

'Star Wars: Episode III - Revenge of the Sith'

Sith1 El 'teaser poster' de 'Revenge of the Sith' nos daba pistas sobre el destino de Anakin.
Sith El póster final de Drew Struzan para el Episodio VI volvía a utilizar la conocida estructura de estos carteles.

'Star Wars: Episode VII - The Force Awakens'

Awakens2 El póster promocional del Episodio VII aprovechó la estética del primer 'teaser poster' del año 76, aunque esta vez el logo era el bueno.

Awakens1

'Star Wars: The Clone Wars'

Clonewars

'Rogue One: A Star Wars Story'

Rogue One Pre El 'teaser poster' de 'Rogue One'

Rogueone Teaser

Rogueone

Fan Art, la otra cara del universo artístico de Star Wars

Hay innumerables carteles creados por fans de la saga -ya sean artistas profesionales o no- que ofrecen visiones alternativas de ese universo y que en ciertas ocasiones lo combinan con otras películas legendarias. Aquí os ofrecemos unos cuantos ejemplos.

Rogueone Orlandoarocena2 Orlando Arocena creó estos dos pósteres inspirándose en los carteles de 'La chaqueta metálica'

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Ollymoss Un artista llamado Olly Moss publicaba hace unos años su particular visión del universo 'Star Wars' con carteles para la antigua trilogía que llamaron muchísimo la atención.
Vhscubiertas No es fan art: estas fueron las portadas de las películas que a mediados de los 90 aparecieron en formato VHS. El artista fue John Alvin.
Star Wars Episodes 1 3 By Zenithuk D39mfhy Un artista llamado Zenithuk siguió la estética de Olly Moss para crear sus carteles para los tres primeros episodios de 'Star Wars'
S L1000 Algunos intentaron unir las dos primeras trilogías en un único póster. El resultado es desde luego curioso.
Image1 82b558cc 288f 4aeb Be8f 25000863aa84 Otro intento destacable que unía los Episodios IV, V y VI en un solo póster.
Varios El 'Episodio VII' fue uno de los que más variantes ofreció de pósteres creados por los fans.
Peor No hay que olvidar algunos carteles particularmente... singulares.

Seguro que hay unos cuantos grandiosos que se nos han escapado, así que comentad. En cualquier caso de los incluidos... ¿Cuál es vuestro preferido?

En Magnet | La Fuerza (del cine) está presente en los 7 mejores cortos de Star Wars de 2016

Fotos Famosos vs. Motivación 360: la guerra por la mejor cuenta Twitter del año

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Dime a quién sigues en Twitter y te diré quién eres. La red social, dicen algunos, está de capa caída, pero no para sus usuarios, que siguen aprovechándola para entretener, informar y descubrir a partes iguales. Hay verdaderos prodigios entre la maraña de mensajes insustanciales, y hay cuentas que demuestran estar haciéndolo muy bien en los últimos meses.

Es el caso de Fotos Famosos (@FamososClassic), Motivación 360 (@motivacion360) y Nihilist Memes (@nihilist_memes), en las que encontramos un espectacular repertorio de imágenes y reflexiones que harían temblar al más pintado. Son cuentas a las que cualquier tuitero que se precie debería echar un vistazo: puede que una de ellas (o las dos) sean la mejor cuenta de Twitter de este año.

En ocasiones veo Twitter

Los enfoques de estas cuentas son distintos, aunque su fin último coincide: ambas nos entretienen con sus peculiares puntos de vista sobre nuestra realidad. 'Fotos Famosos' se dedica a utilizar fotos de famosos que tienen parecidos razonables con otros famosos totalmente distintos, mientras que Nihilist Memes combina el formato meme con la conocida corriente filosófica que niega el sentido de la vida de una forma ocurrente y locuaz.

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El resultado es sorprendente, y en ambas cuentas podemos encontrar tuits realmente fantásticos que demuestran como esta red social nos puede convertir una vez más en expertos procrastinadores. Como ocurre con los buenos contenidos (estén en Twitter o en otros medios), esos contenidos son adictivos.

Y para muestra, un botón. O varios, porque todos ellos merecen la pena. Comprobadlo y ayudadnos a decidir. ¿Son alguna de estas dos las mejores cuentas de Twitter de este año?

Los famosos y sus doppelgängers

Frases motivacionales para darle un giro a tu vida

El nihilismo tiene su encanto

Bonus: esta la tercera opción, para los que prefieren a los Kinks

Evidentemente esta es solo una muestra del universo Twitter. Hay muchas más cuentas destacables y destacadas, y precisamente es ahí donde el descubrimiento de dichos talentos de la red social nos demuestra el valor de esta red social.

Por si no era suficiente con esos dos prodigios, hay otra cuenta igualmente destacable que lo demuestra: Resumen de Películas (@PelisResumidas), que nos evita tener que invertir hora y media si no queremos: 140 caracteres pueden ser suficientes para sintetizar pequeñas y grandes creaciones del mundo del celuloide.

En Magnet | Hay un tuit del Pedro Sánchez pre-candidato para cada situación de la vida


La industria tiene razón: los precios de la Fiesta del Cine todo el año matarían al cine

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La Fiesta del Cine, esa promoción a la que se acogen varias salas nacionales durante tres días en los que las entradas se venden a 2.90 euros, ha vuelto a batir un nuevo récord. 1.546.629 asistentes en sólo dos jornadas, en las que buena parte de la población se animó a ver el psicodrama voyeur de La Chica del Tren, lo nuevo de Tim Burton o, sobre todo, la verbena de la lágrima que es Un Monstruo viene a Verme, del catalán Bayona.

Con el feliz éxito de convocatoria que habrá servido como balón de oxígeno para las cifras en taquilla (los asistentes han sido casi un 600% más que en las mismas fechas de la semana pasada), también llega la otra parte. La inevitable queja de los espectadores dedicada a por qué la cartelera no puede vivir una “fiesta del cine” continua. Por qué hay que pagar el resto del año una entrada de cine tan cara.

La subida de la entrada de cine, en perspectiva

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Porque el cine se ha encarecido. Y mucho. Lo remarcaba la organización de consumidores Facua en su último estudio. En ese análisis basado en resultados de 129 en las 50 capitales de provincia, contaba cómo entre enero de 2004 y el mismo mes de 2014 el precio medio de la entrada en un día laborable ha subido en España un 45,2%, pasando de 4,80 a 6,97 euros. El aumento supera con creces el del IPC, que en el mismo periodo se ha incrementado en un 26,6%.

En resumen, en 10 años acude al cine casi la mitad de gente, se ha encarecido el precio casi otro tanto por ciento y la recaudación es bastante pareja a la que se hacía hace una década.

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Es un gran encarecimiento, pero por el momento el cine no es el tabaco, que ha doblado su precio en esos mismos 10 años de tiempo. La cerveza por su parte se ha encarecido un 28%, y el libro solo en cinco años (2007-2012) aumentó su precio medio un 31%. Otras formas de ocio, sin embargo, han bajado el precio de sus productos en términos totales en ese mismo período, como las consolas y los discos de videojuegos o el CD de música, aunque estos últimos datos no están integrados en el mercado español y deberían ser contrastados.

¿Y es el del encarecimiento de la entrada un fenómeno local? No, en 10 años el precio del ticket en Gran Bretaña ha aumentado, de media, un 48% y en Estados Unidos un 29%.

Y la bajada de la Fiesta del Cine, en perspectiva

¿Y qué lleva una entrada de cine? Un 21% de IVA que va a pasar al Gobierno, un 3% de entidades de gestión de derechos de autor, un 34,2% de exhibidores (las salas de cine) y un 41.8% de distribuidores, entre otros, los que negocian con las majors. Estos porcentajes son orientativos, ya que pueden variar dependiendo del poder de negociación de cada agente con cada sala, cada productora, etc. Pero es importante señalar dónde están los márgenes de recorte.

La fiesta del cine no es un mero recorte de alguno de esos porcentajes, no son Cinesa y Yelmo acordando bajar su recaudación de un 34 a un 5%, sino un pacto entre los múltiples agentes para, durante unos días, exigir menos ingresos para cada una de las partes. Una gestión difícil que puede funcionar para casos puntuales pero que seguro sería mucho más complicada de consolidar en la taquilla de todo el año.

Otro de los problemas a los que se enfrenta la industria de cada a una bajada de precios es el del funcionamiento de la demanda de su propio mercado. Frente a esa creencia popular que dicta que, si poniendo la entrada a mitad de precio irá el doble de gente, la realidad no es tan sencilla. Por ejemplo, esta última Fiesta del Cine ha triunfado, pero sus dos últimas convocatorias habían perdido espectadores en comparación con las anteriores ediciones. El dinero recaudado por las salas se mantiene sobre todo por la subida de precios, ya que los espectadores no hacen más que bajar.

Pero la cuestión es que, por su naturaleza, la demanda del cine es inelástica, y el mercado fluctúa fuertemente según el interés del público por las películas. En el año en el que se introdujo el IVA del 21% y la entrada se encareció de golpe más que en períodos anteriores, los espectadores no abandonaron las salas más que lo que lo hicieron entre 2004 y 2005. Por cómo mantuvo el tipo la industria, la cosecha de 2012 sedujo lo bastante, o al menos no los ahuyentó como se esperaría de esa subida de precios.

Cuando se vieron los primeros resultados de la Fiesta del Cine ya se explicó la paradoja a la que tendrían que enfrentarse los cines: si ponemos la entrada a mitad de precio, habrá que atraer al doble de personas que van ahora sólo para mantener los beneficios actuales. Borja de Benito Porto, de la Federación de Cines de España explicó que "no se puede extrapolar el comportamiento de tres días a todo el año”, que los picos de audiencia fluctúan enormemente dependiendo de la semana.

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Como apuntábamos, no todas las convocatorias de esta marca han tenido el mismo éxito, y teniendo la segunda parte de Los Vengadores en Cartel, la cita de mayo del año pasado vendió un 33% menos de entradas. En eCartelera apuntaban a las dos semifinales de la Champions y a la inferior calidad de las películas como culpables de la bajada de interés del público. Además, que la Fiesta del Cine sea un evento bianual funciona también como experiencia, y si la cartelera tuviese el precio contínuo, perdería ese atractivo temporal.

Tampoco podemos desestimar que en nuestro país la sala de cine no es una forma de ocio especialmente querida. España es la quinta potencia mundial en descarga de contenidos culturales, y el 49% de los españoles afirma no ir nunca en todo el año al cine. No podemos saber cuántos de los usuarios que descargan contenidos de forma habitual acuden a las salas durante la Fiesta del Cine sólo para vivir la experiencia de la gran pantalla cuando pueden consumir el producto en sí (u otros productos similares) desde sus casas, ni tampoco cuántos de los que no van ni siquiera algún miércoles, cuando es Día del Espectador a un precio de 3.90 euros, se animarán a unas entradas a 2.90.

El precio por países: España, un buen lugar para el cine

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Si comparamos nuestras entradas de cine con las del resto de países no salimos nada mal parados. El precio promedio de una entrada de cine en cualquier jornada en 2014 (se hace la media de varias salas nacionales) nos pone en una posición ventajosa. De 173 países encuestados por NationMaster ocupamos el puesto 33, con los 10.92 dólares de media (al igual que en Italia, Grecia o Chipre). Encabezan la lista de países más caros Arabia saudí, Angola y Suiza, con 60, 21.50 y 20.21 dólares respectivamente de precio medio.

¿60 dólares por un ticket en Arabia Saudí? ¿Están locos? No, se trata más bien de una excepcionalidad: el cine allí es un evento lujoso que sólo tiene lugar en ocasiones muy especiales (aunque esto podría cambiar pronto). Salvando este país de libertades restrictivas, el resto de naciones de cabeza de lista sí tienen una distribución más asentada, y esos 20 dólares por una entrada en Suiza es lo que pagarías por ver Un monstruo viene a verme de verla en una butaca en Berna. Por supuesto, para entender mejor el precio habría que tener en cuenta la renta per cápita y, sobre todo, que no todos los países de occidente han sufrido la misma sangría económica y laboral que han vivido los españoles en los últimos años.

"La gente va a dejar de ir a las salas, de todas formas"

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Es otra de las ideas más extendidas, el debate de la sala de cine es una pérdida de tiempo en un mundo con Netflix. Sin que podamos afirmar categóricamente que esto sea verdad o mentira que la cultura de la sala esté muerta, las predicciones que PwC ha hecho sobre la industria en los próximos 4 años afirman que la recaudación en taquilla va a tener un ligero aumento. Según estos investigadores la industria de las salas, a nivel mundial, pasará de tener un 43% del mercado de la industria del cine a tener un 46%.

Es decir, no sabemos si las salas van a recaudar ese poco más bien mediante un aumento de precio medio en la entrada o justificado en que se prevé que más gente se anime a ver las películas, pero queda claro que el sistema de proyección de películas aún mantiene una buena salud.

No ocurre lo mismo con el cine doméstico, o al menos en lo referente al formato físico. El DVD y el BluRay caerán de aquí a 2019, según PwC, de los 30.000 millones a los 23.000 millones de dólares anuales. Una cifra que no anuncia aún la muerte de este sistema, pero que sí le pronostica un duro futuro a largo plazo. Mucha mejor temperatura tiene la distribución digital. Netflix, Amazon y los servicios de suscripción de contenidos de este estilo crecerán un 19%. Debates aparte, quedan todavía unas horas para aprovechar de esta última jornada de cine barato. ¿Te animas a probar los kleenex de Un monstruo viene a verme? Estás a tiempo.

El fascinante arte del 'Match-cut', o como unir dos escenas sin que nos demos cuenta

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Match Cut

Dentro de la gran variedad de técnicas cinematográficas hay una conocida como 'Match-cut', que a veces también es conocida como continuidad cinematográfica, la cual consiste en unir dos escenas aparentemente distintas por medio de un sólo elemento, el cual nos transporta a ese nuevo lugar a través de una fusión de imágenes o transformado un elemento para darnos entrada a esta nueva línea narrativa.

Nosotros como espectadores estamos acostumbrados a estos cambios que muchas veces no los percibimos del todo, pero el realizador se enfrenta a una situación complicada ya que tiene que hacer que los tiros y encuadres coincidan a la perfección, precisamente para que el espectador no sienta ese cambio y siga enganchado. Hoy hemos descubierto un vídeo que sirve como herramienta perfecta para explicar este maravilloso recurso cinematográfico.

La técnica más complicada del montaje en un vídeo

La responsable de este maravilloso vídeo es Celia Gómez, quien ha recopilado y editado escenas de 26 famosas películas donde recoge el uso de esta técnica, lo que nos muestra la variedad y la complejidad de hacer que luzca natural y no se trate de un simple corte y cambio de escena.

Al estar viendo este vídeo hemos descubierto que Celia también es la creadora de dos vídeos que han sido bastante comentados en internet. El primero nos presenta los homenajes realizados al cine por parte de los Simpson, y el otro nos muestra la increíble simetría como recurso dentro de la serie Sherlock, ambos vídeos no tienen desperdicio y los encuentran a continuación.

Más información | Celia Gómez

El monólogo de Trainspotting ha cambiado. En veinte años, también todo lo demás

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El monólogo de Mark Renton escrito por el guionista John Hodge e interpretado por Ewan McGregor al inicio de Trainspotting tiene tal poder que ha colmado pósters, camisetas y bios en miles de perfiles de redes sociales. Muchas personas se identificaron con aquellas palabras críticas con un sistema que parecía tenernos metidos en una rueda de hámster.

“Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas” y más y más elecciones hasta completar todo el espectro de falso albedrío capitalista de la Gran Bretaña posttatcherista y, un poco por extensión, todo el primer mundo desindustrializado que siguió a los 80.

Damos un salto hacia adelante en el tiempo y Renton sigue lanzando proclamas incendiarias contra aquello que parece statu quo. Y lo hemos visto en el recién estrenado tráiler de la nueva adaptación de Danny Boyle: ahora el discurso habla de elegir “Facebook, Twitter, Instagram, y reza para que a alguien en algún lugar le importes”.

Así se marca un claro cambio de paradigma del enemigo a abatir entre el actual y el que se filtraba en el libro original de Irvine Welsh. Cuando en el pasado se retrataba aquella traslación nihilista que causaba la rebeldía sin foco apaciguada por el refugio de la heroína, ahora la adicción no se viste de pico sino de smartphone. De la necesidad absoluta de exhibirnos que nos causan las nuevas tecnologías del yo. “Siéntate y observa cómo la historia se repite a sí misma”, nos dice McGregor en Trainspotting 2, un poco más viejo, algo mejor vestido.

Y todo en este video parece marcar las claves de cómo el significado de ambas películas tendrá que ser, en lo cultural, completamente distinto.

Drogas sanas, pero drogas

Como hemos dicho, aquel famoso speech aclamado por la juventud de la Cool Britannia que denunciaba cómo las comodidades modernas son sólo combustible para mantenernos en la producción capitalista perpetua, ahora el sistema económico queda apartado (o plenamente absorbido y asumido por nuestra psique) y la moneda con la que pagamos es con tiempo e identidad. ¿No tendrán Facebook entonces Sickboy, Spud o Begbie? ¿O Diane cuenta en Instagram?

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El tráiler apunta a no van por ahí los tiros, a que mentar a las redes sociales puede ser un guiño a las masas adocenadas, posiblemente también a esos jóvenes que disfrutaron furiosamente de las aventuras de esta pandilla y que, como el protagonista al final de la primera película, dejaron de intentar luchar y tienen hoy como rutina cotidiana subir estados de Facebook, tal vez contra los políticos inútiles, traidores de la clase trabajadora.

Como ordena el mismo Renton en el video: “eres un adicto y no vas a dejar de serlo. Pero entonces hazte adicto a otra cosa”. Es tal vez por eso que los edimburgueses hayan mantenido su afición al químico, aunque a unos niveles más tolerables. El jaco ya no te va a freír el cerebro ni a causarte la muerte. De aquella película que según algunos críticos e instituciones estaba glorificando el estilo de vida del drogadicto y animaba a su consumo (y que cualquiera que realmente haya visto la película sabe que no era así) pasamos a un contexto en el que, simplemente, cuando salgas tomarás algo de eme y cocaína. Están (y estamos) mayores para ciertas cosas.

Albión, más pérfida que nunca

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Reino Unido en el 96 molaba. Da igual lo que dijera la situación económica escocesa. Lo confirmaban los clubs de Manchester y su subcultura rave representada en Ministry of Sound. También los disparos de sabiduría post punk de New Order. En las radios de todo el mundo sonaban las Spice Girls y los éxitos del britpop. Y también estuvo lo de la Eurocopa.

La exaltación del orgullo nacional era tal que hasta Ben & Jerry's usaba eslóganes patrióticos para promocionar sabores de su marca. Vamos al presente y, unos meses después de que saliera el Leave en los resultados electorales del Brexit, esa misma compañía imponía como condición encarecer su producto en los supermercados bajo amenazas de que, en caso de incumplimiento, dejarían de comercializar sus productos en el país.

No es sólo la marca israelí de helados, todos los actores internacionales y también muchos propios ven con pesimismo la nueva deriva racista de un país que casi parecía haber olvidado esa característica propia que tiene como origen los desmanes imperialistas de siglos atrás.

La libra prácticamente a precio de euro y el desempleo, especialmente juvenil, a unos niveles que habrían hecho sonreír a la Dama de Hierro. Todo esto podría obviarse, pero la situación no es para bromas: la violencia contra la inmigración también está en máximos de las últimas décadas. Está por ver cómo va a manejar la película de Boyle la identidad escocesa de sus personajes ahora que este territorio parece menos inglés que nunca. Pero eh, al menos algo queda: los jóvenes británicos de hoy conservan la potencia creadora musical, ahora en forma de grime.

El inmovilismo cinematográfico

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Si en 1996 Danny Boyle filmó la película provocadora y efectista que el público criado ya en la estética visual del videoclip reclamaba para sí, es porque ese hueco no se había terminado de llenar. Especialmente para la juventud británica, cuya producción fílmica estaba dominada por el cine social de Peter Cattaneo o Ken Loach (las comedias mafiosas de Guy Ritchie vendrían un poco después).

Volvemos al 2016 y Ken Loach, a sus ochenta años, no sólo sigue produciendo películas de denuncia queridas por la izquierda paternalista, sino que son premiadas por todo lo alto en el prestigioso Festival de Cannes. Boyle tampoco puede quejarse. Su carrera, que dio el salto internacional, le ha convertido en uno de los cineastas más importantes (con su Oscar, nada menos). Pero curiosamente ahora, al involucrarse en este proyecto, también está demostrando ser parte del tic inmovilista del cine contemporáneo.

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Mientras Trainspotting fue una pequeña gema indie que logró llevarse el cariño de toda una generación, ahora Trainspotting 2 podría convertirse en un envase de nostalgia al estilo de los cientos de remakes que pueblan las carteleras contemporáneas. Por supuesto que hay excepciones, pero tampoco se puede obviar que en los últimos 30 años el cine se ha ido enrocando más y más en una rigidez creativa que, apoyándose en el valor seguro de marcas ya probadas, condiciona una industria a la que se le echa en falta mayor originalidad y libertad a la hora de fomentar proyectos verdaderamente novedosos.

Renton ya no es un heroinómano, pero sigue siendo Renton y de fondo sigue sonando Underworld, aquello que vivió su momento en la Gran Bretaña de principios de los 90. El país se rindió hace 20 años al fenómeno de Trainspotting. Es difícil no pensar, viendo el tráiler de su secuela, que desde entonces no ha sido capaz de ser sustituido por ninguna otra cosa.

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Se ha estrenado la película más realista jamás filmada. Los que la han visto dicen que no la vamos a soportar

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Billy Lynns Long Halftime Walk Joe Alswyn

Fueron muchos los que quedaron espantados al ver El Hobbit. La nueva trilogía de Peter Jackson posterior a El Señor de los Anillos volvía a abordar el mismo universo mitológico de J.R. R. Tolkien, pero había una diferencia. El cineasta se había arriesgado a dar un paso al frente y cambiar los fotogramas por segundo a los que se grabaría y reproduciría la película. Es decir, de los 24 fps a los que se ven la mayoría de filmes a los 48 fps. Para el público, Jackson había hecho un telefilme muy caro.

Puede que esa decisión asustase a muchas productoras y directores a aventurarse a grabar a una velocidad distinta de eso que siempre hemos considerado y vivido como cine, pero no a Ang Lee, que se ha atrevido a ir mucho más allá de Peter Jackson. Billy Lynn’s Long Halftime Walk se ha estrenado este fin de semana en Estados Unidos, y se ha grabado en 3D, a una resolución de 4K, y a 120 fotogramas por segundo, casi cinco veces más que la velocidad estándar. Y los que ya la han visto dicen que estamos ante una aventura surrealista, muy difícil de tolerar por el ojo humano.

El cine del futuro, el espectáculo alucinado

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“Es una elección extraña para probar esta tecnología y el argumento de dos horas de Lee sobre cómo serán cómo deberán verse las películas en el futuro es fallido". Benjamin Lee para The Guardian.

Mientras unos hablan de una experiencia de inmersión total, otros dicen que no se puede ver. Frente al argumento de haber creado un nuevo universo propio, la crítica defiende de que se trata de la cinemática de un videojuego más larga jamás rodada, como si los personajes en 3D estuvieran pegados en un collage. Los críticos que presenciaron en el Vine Theater de Los Angeles la película con las condiciones de reproducción ideales... han despedazado la película. Iba “demasiado rápido”, todo era “irreal y falso”.

Este tráiler, a 24 fps y 1080p, puede mostrar lo que parece una película normal, pero los que la han visto a 120 fps dicen que es mucho, mucho más extraño que eso:

Algo así como el DOBLE de velocidad de imagen de la que puedes percibir en este video:

Ang Lee, el oscarizado director de Brokeback Mountain y La vida de Pi ha aceptado el encargo de Sony para realizar la primera gran producción alrededor de su nuevo avance tecnológico: la cámara CineAlta F65 4K, un aparato que además de grabar bajo las especificaciones descritas genera 7.5 terabytes de material por día, 40 veces más datos por minuto grabado que en un rodaje habitual. No iba a valer cualquier ordenador. No todos los monitores de sala (por los que el director puede comprobar en tiempo real lo que está grabando) podrían volcar la información en directo.

“La inventiva artística de Ang Lee es incuestionable, pero este experimento con la hiperclaridad visual se siente artificiosa cuando lo que la imagen de este tipo pide que sea natural, orgánica, especialmente en los primeros planos y planos detalle”. Peter Travers, para Rolling Stone.

Ya en las primeras pruebas de grabación (por cierto, el equipo sólo tuvo dos semanas para adaptarse a la tecnología antes de empezar a filmar) se comprobó que iba a ser un enorme cambio en la forma de producir y pensar la imagen, así que Lee, en vez de crear la superproducción abarrotada de efectos por ordenador que pedían los inversores, dijo que habría que rodar algo más modesto, más documental, por así decirlo. En vez de hacer "el nuevo Avatar", Lee ha dirigido el drama de un soldado que al volver de la guerra sufre los efectos del estrés postraumático.

Ang Lee Billy Lynns Long Halftime Walk

Y nada más empezar el rodaje saltaron mil y un contratiempos. De pronto, una pared del decorado tenía una textura extraña, hiperprecisa, y se veía completamente inverosímil en pantalla. Los actores no sabían trasmitir sentimientos sin que pareciese que habían cultivado su forma de actuar en el mundo de las telenovelas.

Ang Lee y sus compañeros técnicos Tim Squyres, John Toll, Ben Gervais y Scot Barbour han hablado de total revolución del medio: todo lo que se ha aprendido en un siglo de vida del medio sobre iluminación, diseño de producción, puesta en escena e incluso actuación tendría que readaptarse para no caer en la completa aversión de lo que estamos viendo. Es un salto estético para el ojo humano tan grande como el que supuso dejar de ver cine en blanco y negro y apreciar el color.

100 años para aprender que, en pantalla una vaca parece un caballo (y dos semanas para desaprenderlo todo)

Y eso ha causado mil retos a lo largo del rodaje. Un ejemplo: para grabar con la nueva cámara a unos niveles de luz equivalentes a los del cine normal, han tenido que aplicar cinco veces más potencia. Esto son, aproximadamente (varía según el espacio cinematográfico), 10.000 vatios para una escena de exterior. Problemas dentro de otros problemas: cuando intentan aplicar esta "regla del cinco" en interiores, la luz hace que quede antinatural. Las habitaciones de 30 metros debían ser físicamente de 60 para que la iluminación se difuminase de forma corriente.

Billy Lynns Long Halftime Walk

Los intérpretes también han tenido que pasar también por una readaptación completa. Declaraciones de Squyres acerca del rodaje:

En la versión en 3D, al ser tan… real, los planos de reacción son mucho más importantes. Cortas mucho menos de un actor a otro durante una conversación. Cuando una interpretación es buena te das cuenta de que, gracias a la cantidad de información que llega a nuestro cerebro, es conveniente alargar el plano un segundo o algo más. Por el contrario, si un actor de reparto queda demasiado falso en un plano, te ves obligado a cortar cuanto antes. Eso obligó a Lee a rodar un poco más de cobertura de lo habitual en él y a cambiar la puesta en escena. La borrosidad es muy inferior cuando combinas 4K, 3D y 120 fps por lo que se puede modificar escena por escena.

¿La solución por la que han optado? Como apuntan ahí, a repensar el montaje y el guión en tiempo real. Al parecer, su improvisación no ha ido del todo bien.

"El uso de la tecnología es un error mayúsculo que provoca la distancia emocional frente a este drama bienintencionado, en lugar de cautivar al espectador" Rodrigo Perez, de The Playlist.

Billy Lynn Trailer4

La crítica ha sido en general más benevolente con el proyecto de Lee de lo que lo fue con El Hobbit. Pero, para la mayoría, sigue siendo una producción lejana del canon cinematográfico. Billy Lynn’s Long Halftime Walk no es exactamente una película, es otra cosa extraña. Las dos grandes secuencias de acción de la cinta son espléndidas, más estimulantes de lo que ningún blockbuster ha podido dar este año, pero el resto del tiempo ha sido como ver un gran accidente. La antinaturalidad de las actuaciones se combinaba en sus retinas con la novedad hiperveloz de la cámara demiúrgica. Dolores de cabeza a la salida del cine.

Billy Lynns Long Halftime Walk Official Trailer

Como algunos espectadores han criticado, hay demasiada información entrando por tus ojos, y es como si se moviese más rápido que la misma realidad. Los parpadeos se hacen eternos, la tensión de los músculos son un personaje más. Lee tuvo que solicitar armas reales para grabar las escenas de combate: las pistolas que se usan habitualmente en cine no repercuten hacia atrás, pero lo que no apreciamos en las películas normales, aquí es como si estuviese en primerísima plana.

Billy Lynn, el accidente visual que no llegará a la mayoría de cines

Billy Lynn Trailer6

Si después de leer todo esto te han entrado ganas de ver por ti mismo la nueva experiencia cinematográfica, lo que podría ser el cine del futuro, tengo una mala noticia: lo vas a tener un poco complicado. Sólo seis salas en todo el mundo tienen a día de hoy la tecnología de exhibición que reclama Billy Lynn, dos de ellas están en Estados Unidos. Así que si resides o puedes viajar a Nueva York, Los Ángeles, Taipei, Beijing o Shanghai estás de enhorabuena.

Para los demás, y pensando en el estreno, la mayoría consumiremos esta obra concebida con todas estas particularidades en sala con una copia en 2D y 24 fps (a España llegará para el 27 de enero) que desde luego no beneficiará a la narrativa, modificada para encajar en aquellos 120fps. La edición en Bluray podrá soportar 60 fps, lo que parece una forma de ponernos la miel en los labios antes de catar los 120 fps, tecnología de visionado que, eso sí, Sony ya está desarrollando.

Pero Lee y su equipo están contentos con el resultado, sabían que su proyecto no iba a ser fácil, pero es la misión de los pioneros. Otros vendrán detrás, habiendo aprendido de los errores de Billy Lynn, superando cada vez mejor sus barreras técnicas. Como dijo Lee, es sólo cuestión de tiempo que el cine se adapte a estos nuevos estándares:

“Para mí, hay un fuerte componente cultural que determina que el público asocie el cine con la cadencia de 24 fps. Pero también hubo un tiempo en que se asociaba a 16 o 18 fps. Creo que en algún momento los 120 fps se convertirán en el nuevo 24 fps. Es el paso lógico, tu mente es capaz de ver más cosas y entonces demanda más cosas. De lo que estoy seguro es de que siempre estaremos contando historias. Lo que cambia es cómo contarlas".

Estos genios recrean junto a sus gatos míticas escenas de películas y el resultado es maravilloso

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Movie Cats

Dicen que en internet hay más gatos que porno, así que si alguien busca saltar a la fama subiendo fotografías de su gato, puede tener éxito o encontraste ante un mercado muy, muy competido. Sin embargo, existe gente con el suficiente ingenio y creatividad que es capaz de reventar las redes sociales de un día para otro y sin previo aviso.

Esto es lo que acaba de suceder con Dave y Sarah, una pareja británica amante del cine y los felinos, quienes un día decidieron combinar estas dos pasiones por medio de la fotografía, el montaje y la creatividad, esto a través de imágenes que rinden homenaje a escenas legendarias del cine, pero ahora protagonizadas por sus gatos.

'Movie Cats'

Todo comenzó cuando Dave y Sarah condujeron un concurso en un pub de su ciudad, donde los asistentes tenían que adivinar a qué película o serie del televisión pertenecía una escena, algo que disfrutaron mucho por un par de semanas y que decidieron retomar pero ahora a través de las redes sociales, concretamente en Instagram.

Es así como nació el perfil de 'Movie Cats', donde ambos se apoyan en sus gatos Willow y Tara para recrear famosas escenas del cine y así pedir a sus seguidores que adivinen de qué película se trata. Una dinámica que con sólo cinco fotos han logrado atraer a más de 10.000 seguidores, un éxito que ni la pareja esperaba en tan poco tiempo.

Ahora Dave y Sarah tienen un compromiso con toda esa base de seguidores, por lo que han prometido que cada domingo subirán una nueva foto para que la dinámica se mantenga y la comunidad amante de los gatos y el cine crezca.

E.T. The Extra-Terrestrial

Movie Cats 5

Alien

Movie Cats 4

American Beauty

Movie Cats 3

Ghost

Movie Cats 2

The Shining

Movie Cats 1

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